domingo, 30 de septiembre de 2012

RECUERDOS. I.- UN CAMPO DE FUTBOL PARTICULAR

Alguien me dijo un día que fuese intentando recordar cosas de mi pasado de cara a favorecer el desarrollo de mis células cerebrales de cara a mi vejez que por la naturaleza de nuestra existencia se va acercando inexorablemente.
Estos días, aburrido en la cama, desvelado por las noches, he recordado cosas de mi infancia y una de ellas es esta que os cuento; espero que os guste.

UN CAMPO DE FÚTBOL PARTICULAR


Todo empezó un día de principios del mes de agosto cuando el que narra la historia contaba con unos nueve o a lo sumo diez años de edad.
Mis padres tenían un chalet en Playa de Aro, en primera fila de playa, justo en mitad de la playa. A nuestro lado de poniente una fila de villas continuaba inexorable hacia Sagaró a lo largo de la playa.
Hacia Levante, una pequeña calle y luego un maravilloso pinar con arena de playa en su suelo, ideal para con unas "Bambas" jugar al fútbol. El solar, precioso, era propiedad del hotel que existía a continuación, y practicamente estaba durante el mes de julio despoblado.
Allí jugábamos unos entrañables partidos de fútbol a tres.  Si tres eramos los componentes del partido: el entrenador,que era el chofer de mis padres, mi hermano pequeño, (había cuatro hermanos mayores y dos mas menores hasta un total de ocho), y yo que normalmente realizaba la función de portero, que los días que a Luis, así se llamaba el chofer entrenador, necesitaba desfogarse de algún agravio con mi padre, era un mal sitio para ocupar. Esos días los pepinazos del exfutbolista solían dejarme algo de dolor en alguna parte del cuerpo.
El mes de julio transcurrió maravillosamente. Casi todas las tardes a la hora de la siesta con entrenador o sin él jugábamos al fútbol, teníamos marcado el campo y a veces algún amigo se acercaba y entones los partidos podían ser a tres, cuatro o hasta un máximo de seis si el amigo Luis se había portado bien y le dejaban venir.
De repente nuestro campo de fútbol fue invadido por coches alemanes que se toman nuestra zona de entrenamiento como propia, nos pulverizan unas marcas maravillosas y no queda espacio para jugar. Había llegado lo que se llamo el BUM turístico y los alemanes habían ocupado al completo el hotel de enfrente.
Nuestro pasatiempo favorito teníamos que trasladarlo obligatoriamente a otro lugar y el único existente era la playa que en pleno mes de agosto  después de comer solo provocaba a esas horas insolaciones y cortes de digestión.
Pues bien, habia que hacer algo para reconquistar nuestro estadio. Los pinos nos echaban en falta y nosotros a ellos y al fin se me ocurrió una idea maravillosa para reconquistarlo.
Sin encomendarme a Dios, y creo que si al diablo, decidí pasar al ataque y solucionar el problema de una vez.
Una tarde, tenia que ser hacia el diez de agosto pues habia que ir a buscar a la abuela a Tarragona, decidí,  como un indio sioux arrastrarme sobre la arena del pinar, sigilosamente, como si no estuviera haciendo nada, rastreando, eligiendo el enemigo apropiado a mi causa.
Y el primero en aparecer fue un maravilloso Mercedes blanco. Me acerque a él con sigilo, disimulando mi reptar, llegue junto a la rueda trasera y poquito a poco, y mirando a otro lado, disimulando, le desenrosque la tapa de la válvula del aire. Luego, mirando para Barcelona como si con eso yo no estuviese allí, puse mi dedito sobre el pequeño punzón interior y empezó un suave zumbido que indicaba que aquella primera rueda comenzaba lentamente a desinflarse. Una vez que conseguí que esta estuviera muy baja, seguí reptando hacia mi próxima víctima como si mi existencia fuese en aquel momento invisible al mundo exterior, como un anima sigilosa evaporándose por el suelo.
Mi corazón palpitaba como si realmente estuviese en un campo de batalla.
Elegí otro coche, creo que un Citroen de aquellos que subían y bajaban; y zas otra rueda. Y después otra.
No recuerdo exactamente el numero de ruedas pero fueron bastantes.
Terminada mi hazaña, me levante del suelo y avance con aire triunfal hacia casa, con la cabeza alta de quien ha conseguido una victoria para el  servicio secreto.
Hasta ahí la hazaña. Ahora vienen las consecuencias.
Mi primer fallo como infiltrado en el campo enemigo no fue el volver a colocar los tapones de las válvulas en su sitio y el segundo que turistas del hotel me habían visto rastrear el suelo del pinar cerca de sus coches. 
Se ve que por la tarde, serian las seis cuando empecé a oír barullo en la puerta de casa, debieron intentar salir varios coches a la vez y se encontraron las ruedas abajo.
De repente vi a mi padre y mi madre hablando con la gente y me acerque a ver que pasaba como si la cosa no fuese con migo. Y mira por donde una maraña de dedos acusadores me señalaron a mi, a una inocente criatura de diez años que solo luchaba por su campo de fútbol.
Después de tres preguntas y de contestar que si o que no y explicar por que lo habia hecho llego la primera bofetada de mi padre que me puso mirando para Tarragona, y antes de que pudiera poner la otra mejilla, llego la segunda que me giro en redondo mirando hacia Gerona, ante el regocijo de franceses y alemanes que reconsideraron que el castigo era suficiente. Pero para mi padre no y eso fue lo peor.
El entrenador y yo, sobre todo yo, vestido con un mono azul que me estaba grande, tuvimos que ir desmontado las ruedas de cada coche, cargándolas en una "Rubia" americana que teníamos y llevarlas a la gasolinera a hinchar. Luego vuelta a colocar las ruedas ante la mirada seria de los alemanes y las sonrisas de los franceses. Terminada la operación algún turista le dio una propina al entrenador y a mi ni las gracias.
Al llegar a casa, cansado, dolido y humillado, con un hambre de esos que se tienen con nueve años y con una día como el pasado, me encontré sin una gota de pan. El castigo continuaba en lo mas profundo que me podía doler: en mi estomago.




Y así hasta la mañana siguiente que me encontré un cacao, creo que era eso, un trozo de pan y una libreta que al comienzo de cada pagina tenia escrito "No se deshinchan las ruedas de los coches", en todas las paginas, y una orden en la tapa: rellena todas las lineas y cuando termines ven a verme. Papa"
Me tire toda la mañana escribiendo en el cuaderno vigilado por mi madre que sabia, que si me movía de la mesa si no era para ir a hacer un pipí,  mi padre aumentaría su cólera y castigo.
A la hora de comer me toco en la cocina. Mis hermanos mayores, sobre todo mi hermana Dolores, se que protestaron pero mi padre fue inflexible y además alargo el castigo a mi hermano pequeño prohibiendonos ir con él a buscar a la abuela a Tarragona.
Mi hermano, con el que habíamos proyectado todo lo necesario para el viaje, pipas, un Bazoka, y cromos para cambiar allí, vino desesperado a contármelo.
Y volvió a surgir en mi el Guillermo Tell de las ruedas y no dude en enfrentarme de nuevo a mi padre y le espete: "Yo me he portado mal, pero mi hermano no tiene la culpa de nada para no poder ir por la abuela".
Ahí termino mi castigo, mi madre decidió que habia sacado una buena acción después de una mala, suavizo a mi padre y a los dos días íbamos caminos de Tarragona a buscar a la abuela a la finca, a trepar a la higuera del pozo, a correr detrás de las gallinas y a montar en bicicleta por el camino.
A la vuelta, coincidiendo con un fin de semana, nos encontramos con el atasco. Entonces no habia autopistas y se organizaban unas caravanas maravillosas e insufribles de kilómetros y kilómetros. Pero mira por donde aquel día íbamos en el Seat 1400 B mi abuela, mi padre conduciendo, mi primo Juan Antón, mi hermano Javier y yo. En una de aquellas paradas interminables, por el arcén y pitando nos adelanto un Biscuter plateado, envidia de todos los niños de la época, haciendo adiós con la mano. 
La sonrisa de mi padre se trasformó en sonrisa maligna y al cabo de un rato cuando aquello volvió a andar y vimos que íbamos a adelantar al Biscuter mi padre nos dijo que al pasar le cantásemos la canción de "Cachito cachito mio, pedazo de cielo..." creo que era de Gloria Laso. Los tres tenores que íbamos en el asiento de atrás con gusto, mientras mi padre bajaba la velocidad del Seat, se lo cantamos al conductor del Biscuter que con la mirada nos dijo todo.
Mi abuela estaba roja de vergüenza y cuando llegamos a casa lo primero que hizo fue contárselo a mi madre que como única respuesta dijo "Ya sabes mama, son cosas de Isidro y de los niños" 
Yo esperaba que mi padre al día siguiente tuviese una libreta junto al desayuno y me levante rápido para desayunar con ellos, pero por mucho que busque no encontré absolutamente nada donde escribir.
A los pocos días volvíamos a jugar al fútbol en el pinar y algún niño francés se vino con nosotros. Como por un milagro, eso me parecía a mi, nuestra zona quedo limpia de coches, mi apuesta habia dado resultado.
Ahora pasados tantos años desde entonces me doy cuenta que debió pasar la primera quincena de agosto y el hotel se vació algo.

Nada mas esta es una historia real de hace muchos, muchísimos años que ha salido estos días de mi memoria. Espero haberos entretenido un ratito.
Antonio

sábado, 29 de septiembre de 2012

FLORES CON POESIA XII.-VITA, FUMUS


Buenos días:
hoy vamos a encontrarnos con un poeta de finales del romanticismo que no es otro que Francisco Rodríguez Marín. 
Andaluz de nacimiento, nació en Osuna en 1855, cerca de Sevilla.
Estudio Derecho  en Sevilla;  erudito por excelencia
Ejerció su profesión durante unos años e intercalando la poesía y la escritura por en medio.
Conoció, y trabajo,  con escritores de la talla de Montoto, Alvarez Machado y otros escritores andaluces y  fundo con ellos una Sociedad denominada "El Folklore Andaluz".
Poeta muy delicado, no se inmiscuyo en las corrientes modernistas y mantuvo un gran sabor clásico 


Personaje que se dedico a escribir de todo, poesía, critica literaria e investigación, fue premiado en diversas ocasiones y en 1905 se hizo con un sillón de la Real Academia de la Lengua; mas adelante de La Historia, de La Sevillana de Buenas Letras así como miembro correspondiente de varias Academias de otros países y un largo etc de títulos y premios.
Fue político, consejero de Instrucción Pública y director de la Biblioteca Nacional.
Murió en Madrid en 1943.


Hoy os he elegido un sonetillo dedicado a la rosa. 
Como sabéis el sonetillo tiene la misma estructura en cuanto a número de versos y rima que el soneto, pero en cambio los versos son libres respecto a su número de sílabas.
Os dejo con él. Espero que os guste y os deje buen sabor de boca.


VITA, FUMUS



Linda rosa,  (A)
flor galana,  (B)
¡que ostentosa  (A)
tu mañana!  (B)


Mas tu hermosa  (A)
pompa vana,  (B)
de la fosa  (A)
¡que cercana!  (B)


¡Flor amable!  (C)
¡Lozanía    (D)
deleznable!  (C)


¡Flor de un día!  (D)
¡Siempre inestable  (C)
la alegría!   (D)


Espero que os haya gustado
Hasta pronto
Antonio

viernes, 28 de septiembre de 2012

FLORES CON POESIA XI.-¡Vamonos a casa Madre!

Buenas tardes a todos. 
El otro día, nuestro amigo El Peregrino, me mando una foto y durante la noche febril, con mis cuarenta de fiebre, que pase sentado en aquel butacón, solo, lo único que veía era esa foto. No se si mi mente era yo, o era una alucinación, pero de lo que si estoy seguro es que a la mañana siguiente me pareció tan real, tan mía que empecé a garabatear en un folio y salio esto, tal y como la vais a leer. 
No he querido retocar, ni buscar rimas asonantes o consonantes; no, solo he querido llevar al papel lo que mi mente calurosa me dictaba.
Sed benévolos, que jamas había hecho una cosa así.Además me da bastante vergüenza publicar estas cosas, pero alguna vez habría que hacerlo y que mejor que estando malo para que seáis mas condescendientes.



Empecemos con la fotografía:

Foto de El Peregrino




¡VAMOS A CASA MADRE!


Bajaba la vieja
por el empedrado camino,
llorando, recordando, rezando.


Aparece de repente
como anima bendita su hijo
y le pregunta:
“¡ Madre! ¿Dónde estaba?”




La vieja, le mira
con ojos resignados,
le observa,
y con el saber que dan los años
la contesta:
“Estaba con tu padre hijo,
haciéndole compañía, que allí pasa muchas horas solo.
Le he arreglado la cama mientras hablaba de tus cosas,
hemos compartido un rato.
Te manda un beso”




“¡Vamos a casa, Madre
vamos a casa!




Mañana la acompañare  
de nuevo al cementerio”



Hasta la próxima
Antnio


miércoles, 26 de septiembre de 2012

FLORES CON POESIA X.- Me he quedado sin pulso y sin aliento.


Hoy nos toca traer una composición poética de un escritor contemporáneo, asturiano, de una exquisitez y sensibilidad extraordinarias: Ángel González Muñiz.
Nació en Oviedo allá por el año de 1925. Como tanta familias españolas con la guerra del 36-39 sufrió perdidas familiares. Después de la guerra y tras pasar una penosa enfermedad estudió Derecho en la Universidad de Oviedo y posteriormente Periodismo en la de Madrid.



Tras pasar por la Administración, llega a Barcelona donde conoce a un grupo de poetas de Barcelona. Posteriormente, reincorporado de nuevo a la Administración y ya en Madrid se une a los poetas Juan García Hortelano, Gabriel Celaya y otros. Con ellos formaran la generación del 50 o la llamada generación del medio siglo.
Su primera publicación, Áspero mundo, data de 1956 y posteriormente y entre otras podemos destacar Grado elemental, Tratado de urbanismo, Sin Esperanza con consentimiento, Prosemas o menos, etc. y su ultima obra publicada en 2001 Otoño y otras luces.




Galardonado con infinidad de premios entre los que destacan el Salerno Internacional de Poesía, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Fue profesor de la cátedra de Literatura Conteporanea Española en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque.
Designado miembro de la Real Academia Española de la Lengua en sustitución de Caro Baroja, ocupo el sillón P de la misma.
Murió en Madrid en 2008.





ME HE QUEDADO SIN PULSO Y SIN ALIENTO 



Me he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.







No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No tepuedo tocar por mas que estiro
los brazos como un ciego contra el viento




Todo estaba detrás de tu figura 
Ausente tú, detrás todo de nada, 
borroso yermo en el que desespero 







Ya no tiene paisaje ni amargura. 
Prendida de tu ausencia mi mirada
contra todo me doy, ciego me hiero 
--o0o--
    



Espero que la poesía presentada hoy haya sido de vuestro agrado
Un saludo
Antonio

martes, 25 de septiembre de 2012

LA FIESTA MEDIEVAL DE ASCOLI PICCENO (ITALIA)

A unos docientos kilómetros de Roma, camino de Rímini, y al otro lado de los Apeninos, se encuentra una maravillosa ciudad italiana, poco conocida, al la que llamaban la ciudad de las mil torres y que es la capital de una comarca o provincia. Estoy hablando de Áscoli Picceno, un maravilloso monumento medieval.
Ascoli se encuentra a unos treinta y cinco kilómetros de mar Adriático en una costa larga y baja con grandes y enormes playas en las que poder disfrutar.




Tiene así mismo pistas de esquí muy cerca del centro y lugares maravillosos en los alrededores como Castelucho en el parque nacional de los Montes Sibilinos, o las  moles del Gran Saso , o las playas de San Benedeto del Tronto , y sobre todo el propio Ascoli.
En toda Italia se celebran fiestas medievales en las que los habitantes de las ciudades participan activamente,y en la que los barrios participan, luciendo sus estandartes y vistiendo elegantemente a sus damas.




La fiesta de Ascoli Piceno se llama la Quintana, y creo que el nombre le viene porque son cinco los barrios que están representados y que son Porta Romana, Porta Tufilla, Porta Solesta, Porta Maggiore y Sant'Emidio.






 Cada uno de ellos se compone de un Cónsul, la Dama y su séquito, los caballeros que van a pelear por el trofeo, pajes, abanderados y músicos.





Todas las autoridades municipales van vestidas a la usanza medieval y se bendice a los componentes en la plaza del Populo. El máximo dignatario porta el collar que le identifica.






La guardia de una de las agrupaciones monta guardia con sus lanzas prestas a defender a su señor y a su señora antes de empezar el desfile que les llevara hasta el ayuntamiento donde serán recibidos oficialmente.




Los caballeros encima de sus corceles, representarán a sus agrupaciones y lucharan por conseguir con sus aciertos con las lanzas el gran premio que pasearan y guardaran durante un año que se denomina Palio, que es un estandarte.









En esta podéis ver en primer termino a uno de los cónsules y detrás a sus caballeros armados con corazas. Más alla, aguardan pacientemente que comience el desfile, el resto de participantes.






En esta foto podéis ver las banderolas y el estandarte de Porta Tufilla saliendo hacia el ayuntamiento. Cada agrupación de barrio tiene un diseño distinto de los trajes y llevar el estandarte supone un honor.






El emblema de la Quintana va protegido por dos nobles y mas atrás caballeros armados le montan guardia








Un letrado del medioevo acompaña a la comitiva. Su barba recortada, su "bonete" y la toga con la que se envuelve (estábamos en julio, menudo calor ) demuestra su elevado nivel económico.





La banda de trompetas y tambores monta guardia delante del ayuntamiento y rinde honores a las asociaciones según van llegando. En sus pendones el emblema de la ciudad.





Porta estandartes de una de las asociaciones entrando en la casa consistorial al son de los redobles del tambor.





Abanderados que luego realizaran exhibiciones lanzando por los aires sus banderas y consiguiendo puntos para su barrio





Esta fiesta es una antigua tradición que viene de las guerras contra los moros. De hecho, los caballeros a caballo tienen que hacer voltear una esfinge de moro que sobre un eje gira con el golpe. Cuanto mas certero es el golpe mas giros da y gana aquel caballero que consiga esto.




Las damas de la corte con sus acompañantes siguen a su señora que delante de ellas, guapa y elegantemente vestida, como habéis visto en las imágenes iniciales, va abriendo la comitiva.









Estandartes delante de las autoridades esperando que se les conceda permiso para comenzar el desfile. A parte de los estandarte de los cinco barrios, de otros pueblos han llegado representaciones para estar en esta bella celebración.






Los palacios de Ascoli, como este del Chiostro en la plaza del Pópulo, han visto pasar durante generaciones a todos estos personajes; y seguirán viéndolos, pues la tradición esta arraigada.
Si alguno quiere asistir a esta fiesta es a principios de julio. Vale la pena verla
Nada mas, aquí os dejo; en otra de estas locuras mías os daré una vuelta por esta ciudad maravillosa.
Antonio

domingo, 23 de septiembre de 2012

LA ESTACION DE ATOCHA.- UNA FORMA DE APROVECHAR EL TREN

Aun recuerdo aquellos años de mi niñez cuando íbamos a la estación de Atocha a esperar a los abuelos que venia de viaje.
Impresionaba ver las maquinas de vapor, sentir el calor que desprendían sus calderas; los maquinistas con sus monos de faena y el carbonero con la pala que atizaba la caldera de la Mikado para que estuviera pronta para el largo viaje.
De vez en cuando una automotor Taf o un Abuelo, que era una especie de autobús con dos o tres vagones, aparecían en los andenes.
Pero lo impresionante era el silbido de la maquina, el chuf chuf de su arrancada. Recuerdos de una estación que hoy en día se destina a viajes de alta velocidad y en su subsuelo cercanías incansables que no paran de pasar y sonar. 
Y aquel jefe de estación que salia con su gorra roja, su banderín y su silbato a dar la salida de cada tren e indicar las ultimas circunstancias en la vía, ha desaparecido y con el el encanto de aquellas estaciones de cestas con pollos, maleteros con sus carretillas, ofertantes de posadas baratas y taxis que ofrecían viajes mas baratos de estrangis. 
Pero hasta aquí el recuerdo de aquellos años pasados; es hora de regresar a mi futuro, el presente de hoy y observar en el maravilloso punto de encuentro en que se ha convertido la estación de Atocha, el ultimo jardín de Madrid que ve un viajero al partir.




LA ESTACION DE ATOCHA TAL COMO ES HOY




Al final del Paseo del Prado, como se de repente Madrid se zambullera en un caos de trafico, desolación y ruido, y detrás de la plaza del emperador Carlos V, vulgarmente conocida por Atocha, aparece la antigua estación de Atocha con su cubierta metálica, sus edificios de ladrillos adosados y limpia, sin los humos de aquellas maquinas de vapor. Hoy es otra cosa, es el adiós al viajero que se sube en un AVE y el hola al que viene a una ciudad abierta. La estación se ha quedado hundida, la verdad es que siempre lo ha estado, pero los distintos cambios en la plaza han alterado la fisonomía.





Lo que eran los andenes y vías de los trenes se han convertido en un maravilloso parque tropical en donde los galápagos llenan cualquier estanque que haya y la gente los mira embobada muchísimo tiempo. Los humos de las maquinas de vapor se han convertido en en troncos verticales que suben hacia el cielo.


Parece que los viajeros que van hacia la moderna estación del AVE y de los cercanías, estén colgados de la maraña de cables que cuelgan del techo. Otros sentados en los bancos descansan a la sombra ficticia de unas palmera y plataneras que lo cubre todo. Antes aquí se estaba pendiente de los silbatos y las llegadas. Lo moderno y lo antiguo por una vez conjugan y las maletas con ruedas han sustituido a los carros de los maleteros.



La estación fue construida en 1851 y su diseño neoclásico se mantiene en todos sus aspectos. Girolas, cenefas y fabricas de ladrillo perfectamente ejecutadas recuerdan que esta estación fue inaugurada por y desde aquí salían todos los trenes que desde el centro convergían a todo el este peninsular. 
Inaugurada con Isabel II, era la primera estación de Madrid y cubrió la linea Madrid - Aranjuez.



La estación sufrió un severo incendio y en 1888 se vuelve a construir bajo la dirección del arquitecto Alberto de Palacio, discípulo de Eiffel, que fabrica una impresionante cubrición de la nave a base de una estructura metálica rígida, una gran obra que solo esta cerrada por su cara oeste, que es la que se ve desde el Paseo del Prado. Conserva la estacón, aquel buen sabor de boca que dejan las obras de finales del XIX en que la mano de obra era fantástica.



Unas lamparas colgando del techo, en alineación casi germánica, iluminan la zona de bares y restaurantes que hoy están donde anteriormente se situaba la oficina del jefe de estación, almacenes etc de la antigua MZA y luego de RENFE.




Los andenes se han convertido en paseos y las vías en enormes jardineras. Si Isabel II levantara la vista no conocería jamas la estación.



Los modernos globos con lamparas de bajo consumo en su interior no desdicen que las farolas de fundición existentes por la estación. En ellas como si fuese un espejo, que reflejase el bien y el mal, la estación viene a mirarse. Si al mirarse ve su parte positiva y al otro lado la negativa y por en medio, como fantasmas, imágenes de las fachadas en otra dimensión.



 Al fondo, allí donde durante mucho tiempo estuvo un bar restaurante, en una zona elevada, un restaurante ofrece sus viandas al viajero que apetezca de ellas o al visitante que solo viene a pasear. Y las sombrillas, como mero elemento decorativo, quieren dar la sensación de estar al aire libre.


Un maravilloso arpa cuelga de los arcos de la bóveda esperando que la mano de un dios, quizás Cupido o quizás el mismos Zeus, venga a sacarles unas maravillosas notas que los mortales si son capaces de abrir sus corazones oirán.



 Un moderno restaurante parece soportar las antiguas fabrica de ladrillo con sus cenefas de aspas y sus molduras clásicas. La rampa mecanizada parece querer enseñarnos su interior, rompiendo la intimidad del que allí ha venido a refugiarse.





Las técnicas antiguas y las modernas, confluyen en un armónico entendimiento entre lo que fue y lo que es. Fue estación y hoy es parque; parque-puerta a las modernas estaciones  que a su alrededor funcionan.



Y este personaje, que no se quien es, parece estar tomando nota de cada viajero que baja por la rampa, como si de un antiguo reportero se tratase que con sus garabatos ponía la imagen a la edición. Y cuando la estacion cierre un poco mas allá de la media noche, el en la soledad del lugar, bajara del pedestal y  paseara entre los arboles del bosque artificial ensayando su articulo.



El antiguo reloj de la estacion, al que miraban tristes los soldados que partían hacia la Guerra de África, o aquellos campesinos que por falta de todo tenían que marcharse a trabajar al extranjero. Reloj que mas de un enamorado miraba ansioso esperando la llegada del tren y que mas de alguno quería parar mientras daba el ultimo beso antes de subir al tren.
Adiós Madrid, adiós estación de Atocha, esto era lo ultimo que veía el viajero al subir al tren y lo primero al bajar, el gran reloj de Atocha.


Hasta la próxima, es hora de partir
Antonio