martes, 23 de octubre de 2012

RINCONES DE UN PASEO BUCOLICO.-


Este domingo ha sido un día gris en el que el sol ha brillado por su ausencia, pero las temperaturas eran aceptables en la sierra madrileña e invitaban al paseo y eso he hecho.
Hoy he subido por el camino que partiendo de las Angustias sube hacia el Hospital Militar y luego gira hacia Tablada. Es un camino interesante, fácil de recorrer en días así en los que el sol no quiere acompañarnos en la caminata. Al comenzar el paseo me he fijado en la valla de piedra y he decidido fotografiar aquellos lugares que junto a ella me pareciesen oportunos.
En los días grises, como hoy domingo, los panoramas se vuelven bucólicos, impregnados de una melancolía que aporta la carencia de sombras. Todo es plano, todo esta a la misma linea de horizonte y solo la diferencia de los colores añade perspectiva al paisaje; también las sendas ayudan a ello, pero no la luz.
Pero en esa tristeza hay también belleza. La belleza de la noche diurna. Los verdes y los amarillos son mas fáciles de retratar porque no tienen contrincantes brillantes que los apaguen.
Rincones, donde de niños, jugábamos a montar nuestras casitas de indios, donde dimos quizás un primer beso o donde fuimos mas de una vez a llorar para poderlo hacer sin que nadie nos viera.
Y ahora, al volver a recordar y recorrer, en cada uno de ellos aparece un día, una fecha; excursiones de entonces a tomar el bocadillo en los prados sin importarnos las vacas; paseos de piedra en piedra oteando encima de cara roca los mas lejanos horizontes sin divisar señales de humo; algún día de caza, pocos, en los que se salia ligero y raudo y se volvía cansado y sin apenas piezas.
Rincones junto a la valla de piedra que ahora las zarzas, en muchos lugares, intentan apoderarse. Y al otro lado de las piedras los prados majestuosos rodeados de los fresnos que comenzaran a podar y desmochar dentro de poco; y al fondo, mucho mas al fondo se levantan impertérritas, como gigantes fabulosos de una epopeya, las moles graníticas de la Peñota o la Maliciosa, entre otras, tocándose sus cabezas con bellos sombreros de gasas grises y plateadas. 
Los rincones de la valla. Con ellos os dejo...


Los rincones de la valla de piedra.-


La vieja valla de piedra que recorre paralela al sendero limite natural entre dos propiedades que sellaron así, de una forma consistente sus acuerdos de propiedad.







 Al comienzo, justo en su linde con las ultimas casa del pueblo un imponente árbol, como faro para la niebla, marca el camino a seguir. De aquí en adelante el campo será nuestra compañía.





 Sobre las piedras, las zarzas han realizado su aposento, mala simbiosis en las que tarde o temprano el muro se desmoronara por culpa de las ramas y raíces. Unos fresnos sin podar suben rápidos hacia el cielo.






Al fondo La Maliciosa con su mole rocosa y cubierto por las nubes el puerto de Navacerrada y la Bola del Mundo. Antes álamos y fresnos de la mano cubren el campo y la convierten en dehesa.






Otro rincón junto a la valla. Las hierbas frescas de las ultimas lluvias y calientes por el aun templado suelo quieren poner su granito de arena y en unos días, aun siendo otoño, florecillas de todos los colores inundaran los prados.







Seguro que detrás de los troncos algún crió se esconderá jugando al escondite. Eso hacíamos nosotros de peques. 







La poca luz que hay este día, son la una del mediodía, hace que los rincones, ya de por si apagados, aparezcan como si de una noche se tratase. Ramas secas y zarzas preparándose para el invierno cubren la valla.











Al fondo La Peñota con sus tres picos mira sus dominios que se extienden ladera abajo. Cercedilla, Los Molinos y Guadarrama disfrutan de sus aguas y, con los vientos del norte,  su resguardo.





Mas rincones; rincones siempre habrá cuando junto a la valla crecen a su albedrío los fresnos y los robles sin ser linde, que la linde es la piedra aunque no se vea.










Las zonas abiertas y los rincones van jugando ellos al escondite. El sendero discurre tranquilo llevándonos por lugar seguro. 







Un poste de madera indica que la piedra ha sufrido algún percance y la forma rápida de arreglar el desaguisado es esta. Así el ganado permanecerá dentro de los limites de la finca.





Los fresnos entrelazados unos y otros forman el ultimo rincón por hoy. Ha sido un paseo gris, con un cielo entoldado. Mañana sera otro día.






La piedra ahí esta. Seguirá estando durante muchos años, siempre que el hombre no cambie las leyes y donde ahora pastan vacas lo hagan altos apartamentos. Por el momento parece que no será así.
Buen día a todos
Antonio

1 comentario:

  1. Texto merecido al paisaje y paisaje en verdad bucólico. Agradezco estas imágenes ya que para mi están prohibidas. Saludos. Luis

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