sábado, 29 de diciembre de 2012

FLORES CON POESIA XXXI.- Las ropas desceñidas

 
 
 
 
 
Nuestro personaje de hoy nació en Sevilla en el año de mil ochocientos treinta y seis. Huérfano a edad temprana, primero de padre y luego de madre, fue acogido por una tía suya que le inicio en la lectura. Comenzó sus escarceos literarios con artículos que publicaban tanto periódicos y revistas de Madrid y Sevilla.
En mil ochocientos cincuenta y cuatro, es decir con dieciocho años, se traslada a Madrid para intentar triunfar en la literatura, llevándose su primera gran decepción y se acoge a la vida bohemia.
Una tuberculosis aparece en su vida y será la causante de su muerte años después.
Autor teatral, lirico, periodista, narrador, Gustavo Adolfo Bécquer, cuyo verdadero nombre era Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, fue poeta del romanticismo tardío, podríamos decir que precursor de un modernismo incipiente.
He querido traer unas palabras suyas para indicar las formas de la poesía:
 
 
 
“La primera tiene un valor dado: es la poesía de todo el mundo. La segunda carece de medida absoluta; adquiere las proporciones de la imaginación que impresiona: puede llamarse la poesía de los poetas. La primera es una melodía que nace, se desarrolla, acaba y se desvanece. La segunda es un acorde que se arranca de un arpa, y se quedan las cuerdas vibrando con un zumbido armonioso. Cuando se concluye aquélla, se dobla la hoja con una suave sonrisa de satisfacción. Cuando se acaba ésta, se inclina la frente cargada de pensamientos sin nombre. La una es el fruto divino de la unión del arte y de la fantasía. La otra es la centella inflamada que brota al choque del sentimiento y la pasión”
 
La obra de Gustavo Adolfo Bécquer, se conoció fundamentalmente por su amigo Casado del Alisal, quien el día de su entierro y pensando en la viuda y en los hijos decidió recopilar y publicar las obras de Bécquer.
Podemos citar entre otras a parte de sus Rimas, Las cartas literarias a una mujer, Cartas desde mi celda, el Libro de los gorriones.
De sus leyendas, innumerables, El caudillo de las manos rojas, El monte de las ánimas, Maese Pérez, el organista etc.
Como autor teatral La novia y el pantalón, El carnaval etc.
Gustavo Adolfo Bécquer murió en Madrid, el año de mil ochocientos setenta, donde fue enterrado, si bien sus restos fueron trasladados posteriormente a Sevilla al Panteón de Hombres Ilustres.
Os dejo con su rima XV, que lleva por titulo el primero de sus versos: Las ropas desceñidas.





 


RIMA XV.- LAS ROPAS DESCEÑIDAS...

 
Las ropas desceñidas,
desnudas las espaldas
en el umbral de oro de la puerta,
dos ángeles velaban.
 
 
Me aproxime a los hierros
que defendían la entrada,
y, de las dobles rejas en el fondo,
la vi, confusa y blanca.
 
 
La vi como la imagen
que en leve sueño pasa,
como un rayo de luz tenue y difuso,
que entre tinieblas nada.
 
 
Me sentí de un ardiente
deseo llena el alma:
¡como atrae un abismo, aquel misterio
hacia si me arrastraba!

 
Mas, ¡ay!, que de los ángeles
parecían decirme las miradas:
<<¡El umbral de esta puerta
solo Dios lo traspasa!>>
---o---
 
 
 
Espero que os haya gustado. Quizas no sea la mas conocida, pero a mi me ha gustado siempre.
Buen día a todos. Sed felices.
Antonio

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