Nuestro poeta de hoy, nace en Roma en el año de mil ochocientos dieciséis al estar allí sus padres trabajando gracias a una beca concedida por el rey Carlos IV. Ya en Madrid, estudia en el Seminario de Nobles, pasando a estudiar posteriormente la carrera de Derecho en Toledo y Valladolid.
Vivió unos años en París y allí hizo amistad con Víctor Hugo y Alejandro Dumas.
Con su hermano Federico fundó la revista El Artista.
Pedro de Madrazo y Kuntz fue unos de los más grandes críticos e historiadores de arte del siglo XIX y desde luego un poeta romántico bastante moderado.
De todas maneras su obra más conocida es el Catalogo del Museo del Prado, que su primera edición salió cuando el autor contaba solo con veintisiete años y trataba de la pintura española e italiana.
Colaboro en infinidad de revistas y fue miembro de la Real de la Lengua, de la de Bellas Artes de San Fernando y director del Museo de Arte Moderno de Madrid.
Murió en Madrid en mil ochocientos noventa y ocho.
Os dejo con su Canción del Bandido, tema romántico como la Canción del Pirata de Espronceda.
Espero que os guste.
CANTO DEL BANDIDO
I
Un pañuelo en la cabeza
y una faja,
una gitana belleza,
una baraja,
vale más en esta tierra,
con una cuchilla al cinto
y una botella de tinto,
que la Francia y la Inglaterra.
¿Qué vale vivir la calma
sin probar la fortuna?
Que mi alma
es, aunque fiera,
más entera
que otra alguna,
y prefiero los amores
de mi morena Felipa,
entre el humo de mi pipa
y el vapor de los licores.
II
Habitar bajo artesones
de azul y oro,
reclinarse en almohadones
como un moro,
y para hacerse temer
usar por el brazo el nombre,
y propia de la mujer.
¿Cuánto más vale mandar
de los bandidos la nata,
y brindar
mientras mi tropa
quita ropa
y quita plata?
Que prefiero los amores
de mi morena Felipa,
entre el humo de mi pipa
y el vapor de los licores.
III
Yo solo con mi cuadrilla
veterana,
a las leyes de Castilla,
si es mi gana,
quito todo su poder;
me río de su condena,
y del presidio y cadena,
me hago en la sierra temer,
y si dura mi cabeza
cuanto dure mi canana,
de riqueza
he de embutirla,
y ceñirla
a mi serrana.
Que prefiero los amores
de mi morena Felipa,
entre el humo de mi pipa
y el vapor de los licores.
IV
No tiene pelo dorado,
ni ella canta,
ni color abrillantado
en la garganta;
pero su fuerte cabello
es negro como la mora,
y hace visos de señora
sin perfumes en el cuello,
y más la quiero brindando
con mi copa y con mi gente,
que adornando
con granalte
el esmalte
de su frente.
Que prefiero los amores
de mi morena Felipa,
entre el humo de mi pipa
y el vapor de los licores.
V
Que busquen mis dos guaridas,
mi cabeza,
en las rocas guarnecidas
de maleza,
entre Olalla y Santipón,
o entre Córdoba la bella
y la venta de la Estrella
que tengo en contribución.
Y como me echen el lazo,
y me lleven a Triana,
por el brazo
habrán de unirnos
y han de oírnos
la tirana.
Que prefiero los amores
de mi morena Felipa,
entre el humo de mi pipa
y el vapor de los licores.
VI
No quiero pasar mi vida
y mis amores,
en la cárcel distinguida,
con señores;
en la que da al Arenal,
con estatuas adornada;
prefiero la gente honrada
de pecho al aire y puñal.
Y aunque soy tan caballero
como lo es el asistente,
vivir quiero,
si se me encierra
bajo tierra
con mi gente.
Que prefiero los amores
de mi morena Felipa,
entre el humo de mi pipa
y el vapor de los licores.
--o0o--
Ha vuelto la lluvia a Madrid. El cielo se ha nublado y ese primer y espléndido día de primavera, que fue ayer, se ha esfumado en las nubes contagiándose de su color y de su frío.
Nada mas por hoy. Sed felices.
Antonio
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