sábado, 2 de marzo de 2013

UN AMIGO CON PLUMAS.-Petirrojo en el Real Jardín Botánico de Madrid.

Era una tarde extraña, sin sol, sin lluvia, oscura. En el botánico las flores comenzaban a salir de sus escondites. Los lirios campaban a sus aires por los parterres y alguna dalia rechoncha hacia lo mismo.
 
 
 
 
 
Las camelias japónicas, hermosas siempre, presentaban los efectos de las heladas de estos días de atrás. Y observando y fotografiando estas flores, un petirrojo se cruzo en mi camino.
 
 
 
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A cierta distancia se dejaba fotografiar como queriendo marcar una distancia, indiferente, sin miedo, cauto, algo distante; yo era uno más de todo aquel zoo humano que todos los días entra en el Jardín Botánico de Madrid.
 
 
 
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Le hice unas cuantas fotos y seguí mi camino en buscando algo que mis sentidos quisieran fotografiar.
 
 
 
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Y así anduve por todo el botánico,buscando a otros pajarillos, gorriones, mirlos, carboneros, etc que  no me dejaban acercarme y tuve que fotografiarlos desde la distancia.
 
 
 
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Entré en los invernaderos donde tuve la suerte de contemplar contemplar unas maravillosas flores que junto a las plantas carnívoras estaban allí luciendo todo su esplendor.
 
 
 
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Y fue al salir del invernadero, cuando en lo alto de la estructura que soporta el emparrado, vi otro petirrojo que me observaba. ¿Era el mismo petirrojo de antes?  No, su pico es completamente distinto, y parecía más joven.
 
 
 
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Me dejo hacerle fotos a la distancia más corta que permite mi zoom de 200 mm, es decir un metro treinta aproximadamente.
 
 
 
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¿Por qué ese comportamiento? Creo y llegue a esa conclusión después de cierto tiempo, que se veía reflejado en el cristal del filtro y le debía llamar poderosamente la atención. Con el trinar suave que tienen estos pájaros, que casi no se oye, respondía a mis llamadas también bastante bajas.
 
 
 
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Así estuvimos muchísimo tiempo. Ocho minutos entre la primera y la última foto de la serie; ocho minutos de dialogo visual con un pájaro son muchos minutos. 
 
 
 
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Mañana volveré a probar si el petirrojo me reconoce de nuevo ¿Lo encontrare? Seguro que si. Son territoriales. Sus zonas de estancia están muy marcadas. ¿Vendra a mi llamada? Ya os lo diré.
 
 
 
 
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Un amigo más; fantástico amigo de plumas con un traje de vistosos colores. Hinchado por el frío ambiente... Siete minutos de un petirrojo son una dedicación extraordinaria por parte de un petirrojo. ……
 
 
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Se puso encima de uno de los carteles, de un acer, y así nos despedimos. Hubiera podido seguir haciendo fotografías, pero era mejor romper el hechizo.
Espero no haberos cansado con mi amigo petirrojo.
Nada más,  como siempre os digo: ¡Sed felices!
Antonio

1 comentario:

  1. Antonio, ¡un auténtico lujo!. Vaya oportunidad y paciencia para los dos protagonistas de la serie que nos presentas. Seguro que todos los que te visitamos agradecemos que lo compartas.Saludos.Luis

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