domingo, 30 de junio de 2013

PASEANDO BAJO LOS ARBOLES DE MADRID.-

 
Esta mañana, sobre las once y media he decidido salir a darme una vuelta por Madrid y he pensado que ya que quería sacar fotos del monumento a Emilio Castelar desde hace ya un tiempo, sería bueno darse un paseo bajo la sombra de los árboles de Madrid.
 
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Y parece mentira pero Madrid es una ciudad con gran cantidad de árboles. Casi todas sus calles tienen estos elementos naturales para darnos sombra en los meses de verano y de alguna forma ayudar a consumir algo de polución.
 
 
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Paseo del Prado entre Neptuno y Cibeles
 
 
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He andado un buen tramo tal como os indico en el plano. He ido casi hasta los Nuevos Ministerios en autobús, línea roja, y la vuelta andando. Pensé que iba a pasar más calor y la verdad es que ha sido muy soportable. Mi EPOC está respondiendo bien al tratamiento y no me he agotado en absoluto después de los dos kilómetros que habré recorrido en total.
 
 
 
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Paseo de la Castellana junto plaza Emilio Castelar
 
 
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Monumento a Emilio Castelar
 
 
El Paseo de la Castellana, eje norte sur de Madrid está sembrado totalmente de árboles excepto en alguna de sus plazas principales que dan sitio a semáforos y grandes luminarias que lo afean todo.
 
 
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Plaza de Eduardo Dato
 
 
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Antiguos palacetes neoclásicos en C/ Eduardo Dato esquina Paseo de la Castellana
 
Palacetes antiguos son ahora sedes de embajadas, grandes compañías y delegaciones del los ministerios. Y quedan pocos. Los maravillosos palacetes que aun lado y otro de la Castellana existían han ido desapareciendo poco a poco para dar paso a grandes construcciones modernas de cristal y hormigón que se elevan al cielo.
 
 
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Estatua bajo puente Eduardo Dato
 
 
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Edificio de La Mutua
 
Muchas de ellas que ocupan los antiguos solares, tienen preciosos jardines que ayudan a refrescar el ambiente y el espíritu.
 
 
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Edificio La Pirámide con sus jardines

Os aconsejo el paseo, es sencillo y relativamente rápido de hacer y en el sentido que lo he hecho, de norte a sur, es una suave cuesta hacia abajo.


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Edificio neoclásico casi llegando a la plaza de Colón
 
 
 
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Flores en un puesto de la plaza de Colón
 

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Colón a pleno sol preside la plaza que lleva su nombre
 

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Fuente en el Paseo de Recoletos llegando a la plaza de Cibeles.
 
 
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Plaza de la diosa Cibeles con el Ayuntamiento de Madrid detrás

Aqui termina practicamente nuestro paseo hoy. Las luces casi no dan sombra pues el sol esta arriba del todo. Hace calor y es hora de volver a casa. Hoy tenemos comida familiar.
Sed felices.
Antonio

sábado, 29 de junio de 2013

FLORES CON POESIA XCVI.- La espera

Nuestro poeta de hoy, uno de los grandes de la generación del 50, nace en Jerez de la Frontera en mil novecientos veintiséis.
 
 
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En su ciudad natal estudia el bachillerato marchando posteriormente a Sevilla donde realizara la carrera de Filosofía y Letras. Allí conoce a Pablo García Baena y a los poetas que editan la revista Cantico que le auparan con su poesía, tanto así que en mil novecientos cincuenta y dos gana el Premio Adonais con su primer libro de poesía titulado Las adivinaciones.
José Manuel Caballero Bonald vuelve a España unos años después de la guerra y entre en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia de la Lengua.
Es sobre todo un poeta, pero también novelista, ensayista y crítico literario, tanto es así que tiene premios a su crítica literaria.
 
 
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Entre su obra poética cabe destacar a parte de la ya mencionada Memorias de poco tiempo, Anteo, Las horas muertas, Descredito del héroe y Entreguerras, entre otras. La última es su autobiografía en verso.
Premio Boscán, Premio Crítica de Novela, Premio Nacional de las Letras, Premio Nacional de Poesía y Premio Cervantes en mil novecientos doce.
Os dejo un poema que a mí me ha parecido sensacional.
 
 
Espera
 
Y tú me dices
que tienes los pechos vencidos de esperarme,
que te duelen los ojos de tenerlos vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.
 

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Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre en las palabras de repetir tu nombre,
de golpear mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en besos
desde la ausencia en la que tú me gritas
que me estás esperando.
 
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Y tú me lo dices que estás tan hecha
a este deshabitado ocio de mi carne
que apenas sí tu sombra se delata,
que apenas sí eres cierta
en esta oscuridad que la distancia pone
entre tu cuerpo y el mío.
--o0o--
 
 
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Nada más por hoy. Sed felices.
Antonio

viernes, 28 de junio de 2013

LOS VALLES DE BENASQUE EN OTOÑO.-

 
Recuerdo perfectamente aquellos tres días en Cerler con un tiempo desapacible, nubes, nieblas y lluvias, que de alguna forma te echaban un poco atrás para salir a caminar. Pero no era cuestión de quedarse en la habitación del hotel esperando a que el tiempo aclarara. La montaña es eso agua, nieve y sol; hay que saber aceptarla en todas y cada una de sus versiones, respetarla y quererla.
 
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Decidimos aquellos días que, estando el tiempo como estaba, debíamos realizar excursiones que nos permitiesen una vuelta rápida al coche. La previsión de tormentas estaba a la orden del día y aunque tuvimos la suerte de que fueran todas de noche, la lluvia nos acompaño a todas horas. En el valle Estos un trueno nos hizo darnos la vuelta, no era cuestión de arriesgarse con una tormenta allí solos, pues estábamos totalmente solos.
Las cascadas d’Ardones y las Gorgas d’Alba estaban pletóricas con tantos días de agua.
El río Ésera con su majestuosa tranquilidad bajaba vivo, corriendo de piedra en piedra y dejando una canción de espumantes burbujas en cada pequeño salto. En sus orillas, como queriendo engalanarlo con multitud de colores, los árboles caducos presentaban sus distintos colores y lo mismo ocurría en los arroyos que por los distintos valles vierten sus aguas en el.


 
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La próxima vez que vuelva será quince días más tarde; quiero encontrar un otoño que se dé la mano con el invierno y descubrir los retazos de l nieve en mitad de los bosques multicolores de estos maravillosos valles.



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Hemos tomado el camino de los Llanos del Hospital siguiendo el curso del río en sentido contrario a su marcha. Quiero ver las aguas del Esera arriba.


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Baja con caudal, pero tranquilo. Los árboles parecen querer tomarle en sus ramas, acunarlo.

 
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El otoño está claramente instalado en la montaña. Es doce de octubre pero hace frío; las temperaturas han bajado y esa llovizna continua nos obliga a andar con los chubasqueros que casi nos llegan al tobillo.
 
 
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De repente, como si el tiempo quisiese burlarse de nosotros se abre el cielo y deja durante unos instante que la luz comience a invadir el valle, Contrastes de sombras y luces a 1700 ms de altura.


 
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Arriba hacia aire y por la tarde hemos decidido pasear, llegarnos desde la carretera que sube a las pistas hasta las cascadas d'Ardones para que mi hija disfrute de este maravilloso rincón. Luego al hotel una buena ducha y mañana será otro día.


 
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Estamos subiendo a las Gorgas d'Alba. El paisaje cerrado es un mar de colores de todos los tonos que uno quiera imaginar.


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El Esera se prepara para precipitarse hacia su cascada favorita y aquí arriba, antes de bajar un peldaño mas hacia el mar comienza a correr de forma desbocada.


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Baja con fuerza el agua. Esta lloviendo desde hace días y el caudal en las Gorgas es fantástico. El ruido atronador y el aire que produce la cascada trae el agua fría hasta nosotros.


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Atrás ha quedado la cascada. Aquí no se ve el río, pero se le escucha. Sabemos que esta a nuestros pies.

 
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Hemos decidido subir por el valle de Estos y hemos coincidido con la bajada del ganado desde los prados altos al valle. No se la de vacas y toros con los que me habré cruzado, pero en algunos sitios asustaba un poco por la estrechez del camino.


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No es Canada, no es el valle de Estos en plena muda. Un arco iris de colores.


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El agua parte fundamental en todo el Pirineo. El río baja por el valle de Estos buscando el Esera.


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Bajamos de nuevo hacia Benasque. El final de la presa denota que esta baja, ha debido ser un verano seco y un año poco lluvioso.

 
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La presa de Eriste regula el caudal. Un poco mas abajo el río parece que se ha convertido en un arroyo tranquilo, con poca agua.

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Nos toca emprender el camino a casa. Parece que los valles de Benasque se quieren despedir de nosotros regalándonos la visión de las primeras nieves del año. Los picos encima de Benasque están nevados y...
 
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... al bajar de Celer, en las paellas de la carretera, el valle en todo su esplendor nos dedica esta imagen de despedida. Ha valido la pena.
Hasta pronto Benasque.
Sed felices.
Antonio (Octubre de 2010)

jueves, 27 de junio de 2013

ITALIA: CASTELLUCHO DI NORCIA.- Donde se dan las mejores lentejas de Italia.

Florencia con toda la parafernalia de arte que esconde y la cantidad de turistas que la visitamos cada día nos acogió en un día caluroso de verano del año 2005.
 
 
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Cerca del lago Trasimeno en el camino de Florencia hacia Roma encontramos esta granja castillo que un conserva algo de sus torres. El lugar idilico cerca de uno de los grandes lagos de Italia, tiene 18 x15 kms.
 
 
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Roma, con más trasiego de turistas y quizás con mucho más que mostrar, también nos atendió con un calor sobrehumano.
 
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La fontana di Trevi invitaba a darse un baño a la ingente cantidad de turistas que a su alrededor asistiamos al maravilloso espectaculo de agua y piedra en movimiento.
 
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El hombre de los helados circulaba en las proximidades del Panteón de Agripa ofreciendo sus helados a los transeúntes y que yo fotografié sin querer. La foto iba destinada a mi hijo que estaba detras con el gorro en la cabeza. En el momento del disparo paso él y la maquina enfoco.
 
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Hacía falta después de tanto trajín por ciudades de Italia, Roma, Florencia, Viterbo, Venecia, Ascoli Piceno etc., encontrar un lugar tranquilo y sosegado donde la gente aunque adaptada al turismo, este lo tuviese en una medida más reducida. Había que encontrar paz y la encontramos en una pequeña aldea de montaña situada cerca de los Montes Sibilinos en los Apeninos centrales.
 
 
CASTELLUCCIO DI NORCIA 
 
 
 
 
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Gente fantástica, simpática, acostumbrada a recibir a los parapente y alas deltas que aprovechando las corrientes térmicas que aquí se producen vienen a volar, y que según ellos poseen las mejores lentejas del mundo y por supuesto en Italia no hay otras como ellas.
 
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Y puedo dar fe que las que yo me comí estaban exquisitas. Quizás con un chorizo de cualquier región española estarían mejor, pero muy buenas.
 
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Sitio ideal para alejarse del mundanal ruido, Castelluccio da la sensación de estar sumergido en el cráter de un volcán al estar situado en lo alto de un cerro en medio de una llanura rodeada por montañas.
 
 
 
 
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Puedes encontrar al pastor, cerca de los sembrados de cereales y lentejas, y sobre él el parapente multicolor que baja silencioso.





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Para acceder a Castelluccio hay que tomar una carretera desde Aqua Terme en la vía que una Roma con Ascoli Piceno y tras coronar un alto puerto de montaña se desciende al interior de este fantástico valle.
 
 
 
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Llegamos tarde, el sol se estaba empezando a acostar y los campos recién segados amarilleaban de lo lindo. Las nubes pronosticaban el acercamiento de una colosal tormenta que duro toda la noche en la costa.
 
 
 
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Volveré algún día a este rincón maravilloso de Italia en pleno Parque Nacional de los Montes Sibillini, no a pasar un rato, sino a andar por sus montañas y conocer mejor a sus gentes.
Espero que os haya gustado estos paisajes.
Quizás la calidad de las fotos no sea muy decente, pero era una de las primeras máquinas digitales y...
Sed felices
Antonio.