lunes, 28 de abril de 2014

FLORES CON POESIA CLXXXV.- Esperanza

Nace nuestro poeta en Bilbao en mil ochocientos noventa y dos, es por lo tanto un poeta modernista.
Estudió en su tierra el Bachillerato y la carrera de Derecho.
 
 
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Comenzó muy pronto a escribir poesía y ya a los dieciséis años recibió un premio poético por sus composiciones.
Su primera libro de poesías se titula El Viático y es de mil novecientos doce.
Esteban Calle Iturrino comenzó a escribir muy pronto como periodista, a los dieciocho años, y fu cofundador del Correo Español y colaboro en infinidad de revistas y periódicos con sus artículos, que llegaron a más de seis mil.
Miembro de la Real Academia de la Historia, Esteban Calle fue un poeta modernista de estilo clásico, no dejándose influenciar por corrientes del momento, con una técnica increíble.
Es un poeta profundo, con un léxico comprensible y una sensibilidad fantástica.
Escribió varios libros de poesías entre ellos: Cantos de guerra, Vida, amor y muerte, Canciones a mis hijas etc.
 
 
 
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Murió el año mil novecientos setenta y siete.
Os he colocado hoy en esta página un soneto titulado Esperanza. Espero que os guste.
 
 
ESPERANZA
 
 
 
Al mirarme, hija mía, en el espejo
que fue de tus miradas confidente,
he visto blanquear sobre mi frente
la nieve de los años; ya estoy viejo.
 
 
 
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Mas si en ese metálico reflejo
de argénteo mechón resplandeciente
cercano fin el corazón presiente
ni lloro, ni suspiro, ni me quejo.
 
 
 
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Esta ceniza que en mi sien augura
la paz de una cristiana sepultura
y la hora fatal de mi destino,
 
 
 
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no me causa temor, pues es la muerte
la que me ha de poner en el camino
que aun puedo andar para volver a verte.
--o0o--
 
 
 
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Sed felices.
Antonio

Una mariposa o la consecuencia de un Maratón Popular.

 
Estaba tranquilamente desayunando en Guadarrama esta mañana, serian las 9 más o menos, antes de partir tranquilamente hacia nuestra casa en Madrid.
Cargo el coche con las maletas, la comida del mediodía, pues teníamos una invitada a comer y mi mujer por precaución había asado la carne la noche anterior, y a nuestra vieja y querida perra y partimos hacia la capital de España de donde habíamos salido el viernes de mañana, tempranito.
Viaje tranquilo de bajada con una carretera que más parecía particular que publica, sin prisas, relajados, disfrutando de una luz que prácticamente no habíamos visto en todo el fin de semana.
De repente, ya muy cerca de Madrid, a unos 15 kilómetros, en un cartel luminoso, totalmente impersonal, pero cargado de significado indica:
 
CENTRO DE MADRID CORTADO DE 8,00 A 15,00
UTILICE EL TRANSPORTE PUBLICO
 
 
Ufano, tranquilo, le digo a mi mujer: no te preocupes que de alguna manera llegaremos a casa.
¡Iluso! Trafico restringido totalmente en la zona del barrio de las Letras. Bloqueados. Incapaces de llegar a casa a no menos de 1000 metros de distancia, mientras vemos pasar a nuestro alrededor unas veces por encima y otras por debajo a cientos de personas en pantalón corto, corriendo por los asfaltos de la capital.
En vista de lo cual, y después de haber quemado las miasmas que produce un inesperado fin de viaje y habernos tragado el cabreo consiguiente, el ciento veintiocho mil de este año, (en mi zona se manifiesta todo el mundo), decidimos llamar a nuestro hijo y celebrar la comida en su casa.
Hay que avisar a todo el mundo, resto de hijos e invitada.
Llegamos a Moratalaz, y mientras esperabamos a mi  hijo, que estaba en  Guadarrama, nosotros nos fuimos con la perra a una de las zonas verdes que tiene este barrio, a sentarnos al solecito en un banco mientras hacíamos tiempo.
De repente, un destello de color zigzagueante pasa ante mis ojos y va a posarse unos metros más adelante sobre una flor: ¡una mariposa!
¡Preciosa de color y grande!
¡Una Vanessa cardui!
Abro la mochila de las máquinas fotograficas y saco la cámara con el macro y me voy hacia ella.
Se asusta y se desplaza unos metros a la tierra. Me acerco sigilosamente, con cuidado.
 
 
 
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Me agacho, me tumbo y… una fotografía. Una sola, pero por lo menos me quita el mal sabor de no haber podido llegar a casa. Miro a mi alrededor y veo que la mariposa esta a pocos metro encima de una flor.
 
 
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Me levanto, la sigo y me vuelvo a tumbar sobre la hierba. Fotos a tuti plen. Desde arriba, de costado, de frente, de cerca, de lejos…
 
 
 
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Más de repente, como si la mariposa se estuviese defendiendo, convirtiéndose en un extraño chinche, un olor naseabundo y extraño me llega a la nariz.
Sigo haciéndole fotos.
El olor es cada vez más intenso y desagradable, pero fotografiar a esta mariposa que posa para mi vale la pena.
He terminado de hacer las fotos.
 
 
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Me levanto y ante mi asombro descubro que el mal olor ¡lo llevo encima!
¡Me había tumbado encima de la porquería de un perro! ¡Una porqueria escondida bajo las hierbas!
 
Y para colmo de males a mi hijo le quedaba un buen rato para llegar. Tenía ropa de repuesto en el coche, pero no era cuestión de desnudarse en mitad de la calle.
Consecuencias de un Maratón Popular y de no haber estado informado. Si lo llego a saber me quedo en la sierra paseando tranquilamente.
Creo que la ultima foto es la venganza de la mariposa: " tu hazme fotos, jeje,  que yo te saco la lengua para que no veas la mierda."
 
 
 
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Por fin llega mi hijo. Ellos suben en un ascensor y yo en el otro, el perfume que llevo encima es un Pachuli poco recomendable. Menos mal que no nos cruzamos con nadie en el portal y el rellano.
Por fin ducha y ropa limpia.
Os prometo que este maratón no se me olvida
Sed felices.
Antonio

sábado, 26 de abril de 2014

Monumentos de Madrid: Don Ramón del Valle Inclán.

Existe en el Paseo de Recoletos, continuación del Paseo de la Castellana hacia la plaza de la diosa Cibeles, frente a la Biblioteca Nacional, una pequeña estatua de bronce, del tamaño de una persona que representa a uno de los grandes escritores de la Generación del 98, un gran novelista, poeta y autor teatral.
La estatua, fue erigida por orden del Círculo de Bellas Artes que sacó a concurso el proyecto, ganado por el escultor Fráncico Toledo en el año 1972.
 
 
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La estatua, que representa al escritor, paseando por Madrid, con sus botines, su traje y su sobrero cogido de las manos en la espalda, está situada sobre un pedestal de granito en la que figura la siguiente inscripción:
 
A DON RAMON MARIA DEL VALLE INCLAN, EL CIRCULO DE BELLAS ARTES DE MADRID. MCMLXXII.
 
Ramón del Valle Inclán, nació en Villanueva de Arosa en 1866.
 
 
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Estudio en su tierra natal el bachillerato sin mucho entusiasmo y posteriormente la carrera de Derecho.
Pero fundamentalmente en su juventud fue un bohemio, que era asiduo a distintas tertulias en Madrid.
Su vida inicial en la capital del reino fue más bien difícil, viviendo en una buhardilla donde solo había una cama, una mesa y una silla. Frecuentaba las bibliotecas.
Es a partir de la publicación Las Sonatas: Memorias del Marqués de Badomín, una de las obras cumbres en la novela modernista española, comenzada a editar en pequeñas entregas, que Ramón del Valle Inclán entra en el mundo de la fama.
 
 
 
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Herido en un duelo amistoso se le tiene que amputar un brazo.
Hablar de las obras de Don Ramón seria largo y extenso, pero habrá que citar algunas de ellas.
La pipa de quif, Claves líricas, Aromas de Leyenda etc. como obra poética.
 
 
 
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Respecto al teatro se puede decir que Valle Inclán pasó por distintas fases. Entre sus títulos, innumerables, Romance de lobos, Divinas palabras, Luces de bohemia, etc.
 
 
 
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Premiado, distinguido con diversos honores, director de la Casa de España en Roma etc. Don Ramón del Valle Inclán murió en Santiago de Compostela a principios de 1936.
 
 
 
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La verdad es que al pasar por delante de su estatua, y verle con su sonrisa, sus barbas y sus gafas, dan unas ganas enorme de saludarle.
Sed felices.
Antonio

jueves, 24 de abril de 2014

HISTORIAS DE MI MADRE I: LA INYECCION

Hoy voy a inaugurar una nueva etapa en el blog, basada en las conversaciones que todos los jueves mantengo con mi madre. Historias de su juventud, de la posguerra, de sus dos bodas etc., conversaciones que ella sabe que voy a editar contando la historia, sin decir ni en qué ciudad, pueblo o provincia de España donde se produjo, ni colocando los verdaderos nombres de los personajes.


 
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Ahora con sus casi 95 años, tiene más memoria que yo y en este momento la estoy oyendo hablar con una sobrina suya de cosas de 1925 mas o menos y me está dejando impresionado.
Para empezar vamos a contaros una historia titulada La Inyección.
Corría el año de 1943 o 44, y ella había realizado el curso de enfermera y le adjudicaron que todos los días fuese a distintas casas necesitadas a poner las inyecciones a los enfermos.
Comenzaba su andar por ciertos barrios de una periferia de una ciudad española e iba de casa en casa con aquellos cachivaches de latón o acero donde se hervían las jeringuillas y las agujas de múltiples usos, colocando en su interior un poco de agua y utilizando la tapa para verter en ella alcohol y producir así el hervor del instrumental de cura.
Pues estando en esas, le toco ir a una casa donde una señora de unos sesenta años, de condición humilde tenía una enfermedad grave.
La mujer estaba colocada en su cama, cuidada por su hermana.
Mi madre llegaba y después de preparar sus instrumentos de tortura, retiraba las sabanas de la enferma, le subía el camisón y ante la atenta mirada de la hermana, que observaba la operación con cierto temor, le ponía la inyección donde se hace normalmente.
Así una y otra vez durante dos meses.
Un día llego a la casa y se encontró a la enferma rodeada su cama por seis o siete sillas y en ellas sentadas unas cuantas mujeres que rezaban algo, no recuerda si era el rosario o cualquier otra oración, y comenzó con su ritual de siempre.
Hirvió jeringuillas y agujas bajo el fuego de aquel alcohol de quemar, quizás más tiempo del necesario distraída por la aglomeración de gente a su alrededor, vertió el suero dentro de la ampolla de la medicina, vatio bien el medicamento y como siempre se dispuso a poner la inyección.
Se dirigió a la cama de la enferma y retiro como siempre la sabana para acceder a la zona donde pincharla y pego un grito porque se encontró a la enferma vestida de negro, de un negro rabioso, con medias del mismo color, y zapatos más negros que las medias y el traje.
Fue tal su susto que ni pincho a la enferma y cogiendo en un aparte a la hermana le pregunto:
¿Pero cómo tiene Ud. a su hermana vestida así y con zapatos si no puede moverse?


 
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A lo que la mujer respondió:
Mire Ud. enfermera, es que el médico nos ha dicho que no le queda mucho,  que cuando se mueren se quedan rígidos y nos va a costar mucho vestirla.
Le estaban haciendo el velatorio en vida, la tenían amortajada y preparada para enterrarla. Mi madre, no recuperada del susto, salió de aquella casa corriendo.
La mujer por lo visto aun duró dos días, y fue enterrada con el mismo traje, las mismas medias y los zapatos negros.

--o0o--


Esta es una  de las historias que tengo apuntadas en mi cuaderno de campo, pero hay muchas más.
Buen día a todos.
Antonio

FLORES CON POESIA CLXXXIV.- Can Can.

Nuestro poeta de hoy, nace en Las Palmas de Gran Canaria en el año mil novecientos catorce, donde estudiara su bachillerato.
 
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A este poeta se le puede considerar de la escuela clásica en la época de los ismos.
Periodista, colaboro tras la Guerra Civil con distintos periódicos y revistas de la época como Informaciones, Vértice etc.
Diego Navarro Mota, vivió en Barcelona donde con Juan Masoliver y Fernando Gutiérrez fundaron una revista de poesía muy popular denominada Entregas de Poesía, que inicialmente sacaba semanalmente unos pequeños libritos de poesía a precios económicos.
Otra característica de este escritor es la facilidad para la traducción de poetas y novelistas de habla inglesa, habiendo realizado extraordinarias versiones de obras de Stevenson, Dickens, Poe y otros autores.
Como poeta, podemos considerar a Diego Navarro como un modernista con aires clásicos, dominador del verso renacentista, como se ve en sus sonetos, capaz de acercarnos con sensibilidad, nostalgia y certeza al texto y la idea que quiere expresarnos, comunicarnos.
Capaz de trasportar en muchas de sus obras la luz de sus islas con una musicalidad increíble.
 
 
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Pocas referencias he encontrado de él en la Red, ni vida, ni premios, acaso solo pequeñas referencias a su obra siendo por el peso de su poesía uno de los grandes de la posguerra española.
Os dejo un soneto que a mí personalmente me gusta y que se titula Can can, que debe estar escrito hacia 1947.
Espero que os guste.
 
 
CAN CAN
 
 
Las antiguas sonrisas renacieron
en la faz del señor de pelo cano,
que olvido el canotier, e intenta en vano
guardar la compostura. Lo impidieron
 
 
 
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esas diez piernas que sus ojos vieron
y llevaron al pecho del anciano
el afán de cortar con propia mano
las rosas que en las ligas florecieron.
 
 
 
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Ya corren, ya se inclinan, ya han dejado
un instante en el suelo las sombrillas
para seguir, más libres, sus revuelos.
 
 
 
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¡Mirad, mirad! De pronto se ha quedado
la escena florecida en pantorrillas,
que están de luto por nuestros abuelos.
--o0o--
 
 
 
6 DSC_7034x1  Espero que os haya gustado, esta descripción del Can Can de los cabarets de la época y la forma simpática, conclusión a la que llego yo, del infarto que le da al pobre personaje del canotier. Sed felices. Antonio

miércoles, 23 de abril de 2014

MIRANDO AL CIELO: NUBES

Nuestra generación no sabe mirar al cielo. Las luces de nuestras ciudades y casas empañan el cielo a nuestros ojos y las televisiones nos han quitado con los hombres del tiempo la afición a mirar el cielo para ver qué día va a hacer mañana.

 
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Se lucha en el cielo por ocupar todos los espacios

 
Por suerte, me sigue gustando buscar en los cielos de día y de noche.
Esas noches de verano en las que te puedes tumbar sobre la hierba en una zona oscura y elevar los ojos al cielo y perderte en la inmensidad de una Vía Láctea que pone sobre nuestras cabezas la constelación del Cisne, con las músicas de la Lira y el ojo avizor del Halcón que viene detrás.
Y durante el día el cielo presenta también cambios significativos y maravillosos en todos esos tipos de nubes que nos presenta a menudo.
Cirros, cúmulos, estratocúmulos, cumulonimbos, estas últimas las más espectaculares cuando se dejan ver.
Quizás mi afición a la fotografía y al aeromodelismo en ladera me ha dado la oportunidad de poder observar megos el cielo.
Esas tardes con los veleros en los cortes de una montaña, con el horizonte detrás de tu avión, te permiten observar el cielo, la dirección de las nubes, como son estas, si va a venir lluvia o solo aire. Y a los pájaros, que compañeros tuyos vuelan también en la ladera intentando alimentarse de todos esos insectos que las corrientes que suben del valle llevan con ellas.
Hoy os presento una serie de fotos de nubes tomadas en muchos momentos distintos, creo que la más vieja es del 2003 y la más cercana de hace unos días mientras bajaba andando por la sierra del Guadarrama.


 
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Se ha cerrado la tarde. El viento es demasiado fuerte para los aviones. A casa...


 
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La tormenta se está fraguando. ¿Romperá? Seguro que los tambores están dispuestos.


 
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Se esta haciendo de noche. La única protección el coche que está cerca


 
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Igual que han llegado comienzan a disiparse


 
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Estoy en el Puerto de la Fuenfría, tengo que darme prisa en bajar a las dehesas de Cercedilla donde está el refugio.

 
 
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En Guadarrama, desde el jardín. Estos cumulonimbos te hacen pequeño. Si los observas veras como en sus bordes se van desarrollando las nubes verticalmente y como van cambiando sus formas. Unas veces mansos..


 
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...otras amenazantes.


 
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Formándose encima de la Peñota.


 
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Contrastes de luces y sombras, blancos y negros


 
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Vaporosas y solitarias, cansadas después de la lluvia.
 


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Incluso a veces en plena tormenta dejan pasar rayos cansados del sol...


 
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O rayos que contrastan con las sombras

 
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O forman encaje de tul en un atardecer extremeño


 
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O se encienden como una hoguera con los últimos rayos de sol de un mes de julio en Guadarrama.

 
Espero no haberos dado demasiado la lata con esta presentación de instantáneas de nubes.
Me conformo si, cuando estéis fuera de casa, de vez en cuando miráis al cielo.
Sed felices.
Antonio

martes, 22 de abril de 2014

Monumento a saineteros y chisperos en Madrid.

En 1910 el Ayuntamiento de Madrid, con su alcalde el Sr Francos Rodríguez, hacen suya la idea de Mariano de Cavia, ilustre periodista madrileño, y dan el visto bueno a la elaboración de un monumento a los chisperos y chulos, y que a la vez sirva de homenaje a cuatro grandes saineteros madrileños como son Ramón de la Cruz, Ricardo de la Vega, Federico Chueca y Francisco Asenjo Barbieri.
El monumento se encarga al escultor Lorenzo Coullaut Valera, natural de Marchena, Sevilla, que presenta una obra que básicamente es una columna cilíndrica sobre la que se coloca un grupo de personajes del bajo Madrid. Chisperos y manolas correspondían a los barrios bajos del norte y chulos y chulapas a los barrios del sur.
Bajo él, los cuatro compositores referidos y más abajo entre ellos cuatro bajorrelieves representando escenas de obras de distintas y populares zarzuelas.
El monumento inicialmente se pensó para el parque del Oeste, pero posteriormente su ubicación fue en la Cuesta de San Vicente, para terminar hoy en día en la calle Luchana, en una plazuela a la que no se le ha dado nombre, en la intersección de esta calle con la calle Trafalgar, calle Caracas y calle Manuel Silvela.
Pasemos a ver el monumento, seguramente uno de los monumentos menos conocidos de los madrileños.
 
 
 
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Arriba a la izquierda Ramón de la Cruz y a su derecha Francisco Asenjo Barbieri
Debajo a la izquierda Ricardo de la Vega y a su derecha Federico Chueca
 
 
 
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Pan y toros: libreto de Ramón de la Cruz con música de Francisco Asenjo Barbieri
 
 
 
 
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Las castañeras picadas: de Ramón de la Cruz con música de Fernández Shaw
 
 
 
 
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¿Donde vas con mantón de Manila? ¿Donde vas...
La verbena de la Paloma: libreto de Ricardo de la Vega y música de Tomas Bretón
 
 
 
 
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La canción de la Lola: libreto de Ricardo de la Vega y música de Federico Chueca
 
 
 
Es una pena la suciedad que tienen la mayoría de los monumentos de Madrid debido a las Palomas, pero difícil a su vez de combatir.
Espero haberos entretenido un rato y ya sabéis en la plazuela sin nombre de la calle Luchana tenéis este monumento.
Nada mas por hoy, solo desearos felicidad.
Antonio

Una docena de rosas del Real Jardín Botánico de Madrid.

Es curioso que nuestro sistema numérico, con aquel que hacemos nuestras operaciones más sencillas y las más complicadas, es el Sistema Decimal, y proviene de la base 10 de los dígitos de nuestras manos. Diez manos son una centena y la unidad, el 1, es la decima parte de los dedos de la mano.
Pero en cambio es curioso que muchísimas cosas de nuestra vida cotidiana se realizan en base 12, es decir con los diez dedos de la mano y dos dedos de un pie y si no la muestras que todos los días encontramos en la vida ordinaria: una docena de huevos, media docena de bacaladitos, seis ostras, dos docenas de almejas del Cantábrico, dos docenas de claveles o una docena de rosas.
A mí personalmente me gusta el sistema métrico decimal, pero ir a una floristería y decir que manden diez rosas queda un poco raro, suena mucho mejor “mande Ud. una docena”.
Y siguiendo las reglas de la docena he decidido presentaros estas preciosas rosas fotografiadas en el Real Jardín Botánico de Madrid en distintos años y en distintos momentos.
Os las he colocado por orden alfabetico.
Doce rosas, una docena de rosas que os dedico con todo el cariño del mundo.
 
 
UNA DOCENA DE ROSAS
 
 

 
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Anemone rose
 
 
 
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Baleares
 
 
 
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B.E.A
 
 
 
 
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Complicata
 
 
 
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Foetida
 
 
 
 
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La France
 
 
 
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Maria Ribas de Bañuls
 
 
 
 
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Mevrouw G.A. van Rossem
 
 
 
 
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Mutabilis
 
 
 
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Pink Gfootendopst
 
 
 
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Ramón Bach
 
 
 
 
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Sweet Fairy
 
 
Todas estas rosas que habéis visto y sus nombres, se deben a los distintos cultivadores que haciendo distintos cruces desde la rosa original o desde los híbridos existentes han conseguido rosas nuevas a las que le han puesto nombre.
Espero que os hayan gustado.
Sed felices.
Antonio