lunes, 28 de abril de 2014

Una mariposa o la consecuencia de un Maratón Popular.

 
Estaba tranquilamente desayunando en Guadarrama esta mañana, serian las 9 más o menos, antes de partir tranquilamente hacia nuestra casa en Madrid.
Cargo el coche con las maletas, la comida del mediodía, pues teníamos una invitada a comer y mi mujer por precaución había asado la carne la noche anterior, y a nuestra vieja y querida perra y partimos hacia la capital de España de donde habíamos salido el viernes de mañana, tempranito.
Viaje tranquilo de bajada con una carretera que más parecía particular que publica, sin prisas, relajados, disfrutando de una luz que prácticamente no habíamos visto en todo el fin de semana.
De repente, ya muy cerca de Madrid, a unos 15 kilómetros, en un cartel luminoso, totalmente impersonal, pero cargado de significado indica:
 
CENTRO DE MADRID CORTADO DE 8,00 A 15,00
UTILICE EL TRANSPORTE PUBLICO
 
 
Ufano, tranquilo, le digo a mi mujer: no te preocupes que de alguna manera llegaremos a casa.
¡Iluso! Trafico restringido totalmente en la zona del barrio de las Letras. Bloqueados. Incapaces de llegar a casa a no menos de 1000 metros de distancia, mientras vemos pasar a nuestro alrededor unas veces por encima y otras por debajo a cientos de personas en pantalón corto, corriendo por los asfaltos de la capital.
En vista de lo cual, y después de haber quemado las miasmas que produce un inesperado fin de viaje y habernos tragado el cabreo consiguiente, el ciento veintiocho mil de este año, (en mi zona se manifiesta todo el mundo), decidimos llamar a nuestro hijo y celebrar la comida en su casa.
Hay que avisar a todo el mundo, resto de hijos e invitada.
Llegamos a Moratalaz, y mientras esperabamos a mi  hijo, que estaba en  Guadarrama, nosotros nos fuimos con la perra a una de las zonas verdes que tiene este barrio, a sentarnos al solecito en un banco mientras hacíamos tiempo.
De repente, un destello de color zigzagueante pasa ante mis ojos y va a posarse unos metros más adelante sobre una flor: ¡una mariposa!
¡Preciosa de color y grande!
¡Una Vanessa cardui!
Abro la mochila de las máquinas fotograficas y saco la cámara con el macro y me voy hacia ella.
Se asusta y se desplaza unos metros a la tierra. Me acerco sigilosamente, con cuidado.
 
 
 
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Me agacho, me tumbo y… una fotografía. Una sola, pero por lo menos me quita el mal sabor de no haber podido llegar a casa. Miro a mi alrededor y veo que la mariposa esta a pocos metro encima de una flor.
 
 
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Me levanto, la sigo y me vuelvo a tumbar sobre la hierba. Fotos a tuti plen. Desde arriba, de costado, de frente, de cerca, de lejos…
 
 
 
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Más de repente, como si la mariposa se estuviese defendiendo, convirtiéndose en un extraño chinche, un olor naseabundo y extraño me llega a la nariz.
Sigo haciéndole fotos.
El olor es cada vez más intenso y desagradable, pero fotografiar a esta mariposa que posa para mi vale la pena.
He terminado de hacer las fotos.
 
 
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Me levanto y ante mi asombro descubro que el mal olor ¡lo llevo encima!
¡Me había tumbado encima de la porquería de un perro! ¡Una porqueria escondida bajo las hierbas!
 
Y para colmo de males a mi hijo le quedaba un buen rato para llegar. Tenía ropa de repuesto en el coche, pero no era cuestión de desnudarse en mitad de la calle.
Consecuencias de un Maratón Popular y de no haber estado informado. Si lo llego a saber me quedo en la sierra paseando tranquilamente.
Creo que la ultima foto es la venganza de la mariposa: " tu hazme fotos, jeje,  que yo te saco la lengua para que no veas la mierda."
 
 
 
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Por fin llega mi hijo. Ellos suben en un ascensor y yo en el otro, el perfume que llevo encima es un Pachuli poco recomendable. Menos mal que no nos cruzamos con nadie en el portal y el rellano.
Por fin ducha y ropa limpia.
Os prometo que este maratón no se me olvida
Sed felices.
Antonio

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