lunes, 27 de abril de 2015

¡Niños! una familia de moscas cazadoras: las Asilidae

Hoy, después de haber visto a unos niños observar a un enorme moscardón volando a su alrededor, he creído conveniente redactar esta pequeña entrada, pensando en ellos. En mi nieto, en tus hijos, y por qué no, también en ti,  que seguro que tienes un concepto de las moscas muy distorsionado. Y que conste que no soy ningún entendido en la materia, pero las que vamos a ver hoy me fascinan.

 Mosca muy parecida a las que estamos acostumbrados a ver habitualmente en las casas

Las moscas, los mosquitos, son unos insectos con solo dos alas, de ahí les viene el nombre. A diferencia de las abejas, que seguro habéis visto en más de una ocasión, que tienen cuatro alas y pertenecen al orden de los Himenópteros.
Las moscas, los dípteros, evolucionaron y sustituyeron las dos alas que les estorbaban por dos pequeños balancines que les ayudan a equilibrarse, son como esas grandes pértigas que utilizan los que andan por encima de los cables, pero mucho mas pequeñas, como dos bolitas. ¿Lo comprendéis? Seguro que sí.
Ya os he dicho que dentro del orden de los dípteros hay muchísimas familias distintas, tantas que es dificilísimo contarlas.
Existen dos tipos de dípteros, aquellos que tienen las antenas largas como por ejemplo mis amigas las típulas, que la gente piensa que son mosquitos, a lasque se denomina “Nematoceros”

Esta mosca es una típula y por el tamaño de sus antenas un nematocero. Se aprecian muy bien los balancines.

y aquellos otros que han reducido sus antenas y a los que los entomólogos llaman “Branchycera”.

Fijaros que las antenas son mas cortas. Esta mosca es de la familia asiledae y se esta comiendo un insecto.

Por cierto en “Entomólogo” es una persona que estudia a los insectos.
Entre estas familias de moscas hay una que a mi me gusta mucho observar porque se comen a las arañas y los mosquitos y son las moscas pertenecientes a la familia Asilidae. Son una familia a la que les gusta la caza y se alimentan de ella.

Una Asilidae posada por la tarde a la espera de ver su presa.

Son unas fantásticas moscas a las que la evolución las ha dotado de un cuerpo extraordinario, una rapidez de vuelo increíble y una capacidad de devorar a sus presas a las que, como las arañas, licua para comérselas.

Aquí tenéis las partes principales de una mosca Asilidae.

Al igual que el resto de los dípteros, es decir las moscas, tienen dos alas capaces de impulsarlas a gran velocidad sobre sus presas, a las que aprisiona en vuelo con sus poderosas patas, todas llenas de importantes púas con las que insertar e inmovilizan a sus víctimas.
Cazan de todo lo que se ponga por delante, desde arañas, libélulas, abejas, incluso a otras moscas que osen ponerse a su alcance... No son remilgadas a la hora de comer.

Mirar las puas que tiene en las patas. Con ellas apresa a sus victimas, juntando las dos patas delanteras.

Hay gente que las denomina moscas asesinas, pero es un ejemplo más de lo que es la naturaleza. Otros insectos, las libélulas por ejemplo, hacen lo mismo y no se les da ese apelativo.

Mosca Asilidae tomando el sol sobre un trozo de madera en alta montaña para calentarse a primera hora de la mañana.

Si paseáis por el campo y prestáis algo de atención las podréis observar mientras descansan o comen en sus posaderos. No os preocupéis que no os picaran, pues su “probóscide”, es decir la lengua está preparada para otros menesteres.

Esta enorme Asilidae se esta comiendo otra mosca, mientras un coleóptero avanza por la rama a la derecha dela imagen.

La probóscide de las asilidae es corta y poderosa y con ella inyecta primero una serie de enzimas, especie de veneno, a su víctima que tienen fundamentalmente dos misiones: una paralizar a la víctima y otra deshacer el cuerpo en un líquido viscoso capaz de ser absorbido.

Otra caadora sobre su rama favorita esperando que aparezca una presa.

Presentan unos grandes ojos compuestos, muy grandes y unos ocelos entre ellos.
Fijaros en sus patas. Peroné, tibia y tarso llenos de púas donde apresar a su presa sin posibilidad de escapatoria y sus patas delanteras terminan en garras increíbles que le permiten tanto sujetar a la víctima como aferrarse a prácticamente cualquier sitio.
Mirar su cabeza y su tórax. La cabeza grande, con esos ojazos, está provista de una especie de barbas llamadas bigotes de seta, muy densas, cuyo fin no es otro que proteger a la cara del insecto en las peleas con su comida.

Cuando querais observar estas moscas acercaros despacito y no se moveran.

El abultamiento del tórax, el escutum, es una defensa contra depredadores que las ataquen utilizando el mismo sistema que ellos.
Se me olvidaba deciros que estas moscas tiene un periodo de vida que puede desarrollarse en tres años, siendo unos de los dípteros mas longevos.
Espero que os haya gustado y que cuando veáis a una de esas grandes moscas cazando os acordéis de mí.

¿Conoceis la pelicula La Guerra de las Galaxias? ¿No os recuerda esta mosca los armatostes blancos que andaban sobre dos patas?

Nada más por hoy.
Ser buenos chicos y no les hagáis daño a las moscas
Antonio

miércoles, 22 de abril de 2015

Las flores de nueve plantas cuyos nombres empiezan con "H"

Buenas noches, días, tardes….En este mundo tan globalizado no se sabe nunca cuando tú vas a leer lo que yo estoy escribiendo a altas horas de la noche.
La presentación de hoy se me ha ocurrido sobre la marcha al meterme en los archivos para colocar unas fotos y resulta que me he encontrado sumergido en un mundo de flores cuyas plantas empiezan todas por H.
Son plantas que se encuentran en el maravilloso entorno del Real Jardín Botánico de Madrid y es su relación para estar en esta entrada. H, una letra en mitad del Abecedario, que en este caso da nombre a las siguientes plantas colocadas en la presentación por riguroso orden alfabético latino, excepto la primera que tiene denominación castellana.
No he puesto estas flores para hablar de su morfología, origen o propiedades, no. Las he colocado porque todas empiezan por H y sobre todo porque me gustan.
Aquí no se va a hablar de suelos ácidos, ni de plantas perennes, ni de hierbas, ni de abonos; aquí sencillamente vais a ver nueve o diez plantas que en su día fotografié.
No os doy más el rollo. Vamos a ver las plantas con H y ya me contareis.

 Haba larga "Carmen"



Hellebonus lividus corciscus



 Hemerocallis blanco


Hemerocallis fulva



Heuchera sanguinea Scintillation



Hibiscus schizopetalus



 Hyacintus orientalis



Hydrangea serrata "Preziosa"



Hylotelephiu M telephium

Espero que os haya gustado.
Sed felices
Antonio

martes, 21 de abril de 2015

Filosofía de albañil: meditando alrededor de un soneto, Soledad.-

Querida Soledad:

buscando estaba en un libro, quizás intentando encontrarme, cuando he tropezado con un soneto, que me ha hecho pensar en ti y en mi a la vez. Tu porque no estás conmigo, yo porque estando alli donde estas, te siento.

El soneto nació de la pluma de Juan Fernández de Rojas, un neoclásico, y su primera estrofa dice así:

Cuantas veces los ojos pongo, atento,
en lo inconstante del rapaz Cupido,
y a la caterva de quien es seguido
veo llorar en mísero tormento,


La estrofa se las trae. Por un lado el olvido, por otro los amores no correspondidos. ¿Me recuerda algo? Quizás tus sentimientos y los míos que se alejan por un Cupido descuidado que hirió con dardos mal apuntados o de un coste tan bajo que su herida cicatriza demasiado rápido. ¡Ay! Este Cupido maldito que alienta y deprime, que es capaz de organizar en un instante una maravillosa sinfonía de color y aroma con sus flechas y al segundo siguiente, cuando el dardo lanzado con tal ímpetu deja el cuerpo de la víctima después de atravesarlo, hacer de todo alrededor un hedor miserable de negrura.
Me pregunto ¿Por qué, Cupido, me lanzaste el dardo tan tardío? ¿Por qué, cuando la imposibilidad hace que la flecha rompa lo que crear quisiste?
La siguiente estrofa del soneto es como sigue, Soledad:

o bien, de breve rato algún contento
que al dueño de su amor han merecido,
celebrar con voz grata, a diestro oído
acorde resonando el instrumento,


Los pequeños ratos que podemos pasar juntos, músicas celestiales que resuenan en el alma, pues aunque tú no te enteres, aunque tus ojos no me miren, mi corazón vibra en ese momento. Resuenan los instrumento porque estas cerca; la sinfonía de notas son un fantástico acorde. Solo me asusta el momento en que te pierdo. El aplauso final del resto del público se convertirá en un despertar y volver a la realidad maldita. ¡Que delicia de sentimiento cuando estas a mi lado! ¡Qué tormento cuando te vas y desapareces…!
La tercera y la cuarta estrofa rematan el soneto de la siguiente forma:

complázcome en mi suerte venturosa,
exento del amor y sus arpones;
y en verso alegre, pastoril, sonoro,
canto el fino granate de la rosa,
o el subido volar de los halcones:
no canto amores ni esquiveces lloro.

Y es en estas dos últimas estrofas, cuando te das cuenta que el que ha escrito el poema ni conoce a Cupido ni conoce las consecuencias de sus dardos mal apuntados.


No sufre ni padece el que ha tenido la desgracia de no haber conocido la herida de la flecha envenenada, unas veces incrustada profundamente de tal forma que es imposible arrancarla y otras, muchas más, solo hieren superficialmente.
¿Por qué Cupido dispara sus flechas sin fijarse sobre quien apunta? ¿Por qué me hiere a mí y a ti ni siquiera te roza?
Muchas veces pienso que Cupido debe ser muy amigo de Baco y que este le lleva por mal camino, tanto, que cuando deja su compañía lanza sus dardos con tal desatino que hiere haciendo unas veces reír y otras llorar, como dice el poeta que escribe sobre el amor sin ser consciente de su sentido.
Que lastima derrochar tanto talento en un soneto escrito sobre un sentimiento sin poseerlo.


¡Cupido, en el mundo de los muertos lánzale al poeta un dardo para que por lo menos allí conozca el amor, en sus dos vertientes: la del gozo y la de la lágrima que mata poco a poco.
Que cada uno tome nota ante un flechazo de Cupido: si acierta a dos a la vez, fantástico, en el momento justo; si solo acierta a uno, risas y lágrimas se mezclarán en una sola música desentonada.
Se feliz, Soledad, a ti no te lanzó el mismo dardo que a mi.
Antonio

lunes, 20 de abril de 2015

FLORES CON POESIA CCXXXIX.- Canciones

Nuestro poeta de hoy fue hijo ilegitimo de D. Álvaro Martínez de Luna con Dª. María Fernández, naciendo se cree en Cañete, provincia de Cuenca alrededor del año 1388, si bien esta fecha es discutida.
Álvaro de Luna, fue Condestable de Castilla, hombre de confianza del Rey Juan II, gran maestre de la Orden de Santiago.


Alcanzo gran poder debido a que entro al servicio del infante Juan cuando este era un crio y al subir al trono se convirtió en su hombre de confianza, hasta que Isabel de Portugal, segunda mujer de Juan II de Castilla, intervino y consiguió que el Condestable de Castilla fuese encarcelado, juzgado y decapitado.
En el mundo de la cultura fue un personaje que ayudó y promovió su desarrollo, y a la vez fue gran prosista y estupendo versificador, demostrado en sus poemas amatorios una gracia y buen gustos considerables.
También escribió en prosa y de él se conserva un libro titulado Libro de las claras e virtuosa mujeres.
Murió bajo el hacha del verdugo en Valladolid el año de mil cuatrocientos cincuenta y tres.
Os he colocado dos de sus canciones.

CANCIÓN I

Si Dios, nuestro Salvador,
ovier de tomar amiga,
fuera mi competidor.


Aun se m’antoxa, seyor,
si estatema tomaras,
que justas e quebrar varas,
ficieras por su amor.


Si fueras mantenedor,
contigo me las pegara,
e non te alzara la vara,
por ser mi competidor.
--o0o--

CANCIÓN II
Porque de llorar
et de sospirar
ya non cesaré,
pues que por loar
a quien fuy amar,
yo nunca cobré.


La que deseé
et desearé
ya más todavía.
Aunque cierto sé
que menos habré
que en el primer día.


De quien su porfía
me quita alegría,
después que la vi.
Queya más querria
morir algún día
que bevir ansí.


Mas pues presomí
que desque nasçi
por ti padescer,
pues gran mal sofrí
reciba de ti
agora placer.
--o0o--


Espero que os haya gustado aunque este en castellano del cuatrocientos.
Sed felices.
Antonio

domingo, 12 de abril de 2015

La gata que cazaba en el Real Jardín Botánico de Madrid.-

 

El día no era demasiado bueno; el tiempo primaveral de los días pasados parecía estar diluyéndose en una desapacible tarde que iba cubriendo el cielo de tonos grises. 


Una brisa a cada instante más fría comenzaba a ser molesta, pero me empeñe en seguir recorriendo el botánico en busca de alguna planta que se dejase retratar y al doblar la esquina del paseo que conduce a los invernaderos, una preciosa gata expectante estaba mirando fijamente una junta del muro que separa los distintos niveles del paseo.




Era una gata atigrada, gorda, muy suya, como casi todos los gatos, independiente y totalmente confiada ante los visitantes del jardín.
Estaba tan absorta en algo que debía moverse dentro de la junta que no hacia ni la más leve concesión a los siseos y a los distintos ruidos producidos por mi boca para qué me prestara atención.


Sentada, observaba el muro. Seguro que o una lagartija, o un pequeño insecto, se movía dentro de él y el ruido que pudiese producir llamaba la atención de la gata. De vez en cuando su pata delantera se introducía en la junta intentando atrapar con sus garras a cualquier insensato que se colocase a su alcance.


Tal era su atención. y su desprecio hacia mi presencia, que cuando me acerque hasta ella no salió huyendo, como hubiera hecho cualquier gato callejero, si no que, muy al contrario parecía indicarme que le ayudase en su caza vespertina.



Tumbada, sobre la piedra caliente aun, siguió manejando su pata. De vez en cuando se digno a levantar la cabeza como si quisiera recompensar mi acercamiento. Pero fueron solo unos pequeños instantes. Luego volvió a colocarse semitumbada sobre el murete y continuó prestando toda la atención a su caza.



Seguí mi camino. Continué andando.
Mientras fotografiaba la Corokia cotoneaster apareció de repente la gata y ante un leve siseo mío, vino rauda a saludarme y restregó su cuerpo contra mi pantalón. 


No pude fotografiarla, pero me quedó la duda si era una muestra de reconocimiento por el tiempo que había estado junto a ella mientras cazaba.


Nada más por hoy. Sed felices.
Antonio

miércoles, 8 de abril de 2015

Blas de Lezo: el gran almirante olvidado y desconocido.-

El almirante Nelson tiene una gran estatua sobre una impresionante columna en Londres; nosotros tenemos una estatua del almirante Blas de Lezo en un lateral de los Jardines del Descubrimiento. Personalmente soy de la opinión que los grandes héroes nacionales deberían estar en el centro de las plazas, bien vistos y bien iluminados.

Estatua de Blas de Lezo y Olavarrieta en los Jardines del Descubrimiento (Madrid)

Blas de Lezo ha sido inmortalizado por el escultor Salvador Amaya en una preciosísima estatua en bronce sobre pedestal sita en los mencionados jardines desde 2014, que refleja de forma inmejorable los defectos físicos que sufrió el almirante a causa de heridas de guerra.

Situación de la estatua 

Si los Jardines del Descubrimiento son el lugar ideal para colocar a ilustres marinos a la sombra de Colón, por lo menos hagámosles resaltar adecuadamente creando un circuito con sus monumentos y significándolos a cada uno en lugares destacados en la plaza.
Dicho esto, vayamos con este resumen del gran almirante:

Primer detalle. Al tener el brazo derecho inútil, la espada bajo el para empuñarla con el izquierdo

Blas de Lezo y Olavarrieta nació en Pasajes el año de 1689, siendo mandado a estudiar a Francia. A los doce años, edad normal en aquella época, se alista como guardiamarina en la escuadra francesa.
Entonces, debido a la Guerra de Sucesión, las escuadras francesa y española eran aliadas defendiendo el derecho al trono de Felipe de Anjou.

Pata palo, su primer apodo. Perdida la pierna izquierda a los 17 años

Blas de Lezo que navegaba en un barco francés el año 1704 frente a las costas de Vélez- Málaga en pleno combate fue herido en la pierna y se la tuvieron que amputar por debajo de la rodilla. Por su valor fue ascendido a Alférez de Bajel.
Un año después, estaba de nuevo en el mar y en 1706 defendiendo la base de Tolón, un trozo de metralla le dejo tuerto del ojo izquierdo.
En 1712 es ya capitán de navío y en 1714 una bala de fusil al acercarse las murallas de Barcelona, le deja inutilizado el brazo derecho.
Es a partir de este momento cuando recibe el apodo de Medio hombre.

Otro detalle. En Tolon una esquirla le deja tuerto del ojo izquierdo y asi se representa.

Terminada la Guerra de Sucesión, es destinado a las costas del Perú con mando en navío de guerra y allí se dedica a combatir la piratería y a los bucaneros.
Vuelve a España y en 1730 es ascendido a Jefe de Escuadra, asignándosele una escuadra en el Mediterráneo, con la cual en 1731 se pondrá delante de la ciudad de Génova para que esta cumpliese los compromisos de con la Corona española.
Conseguido esto, condecorado con las mal altas del momento, se le otorga por parte de Felipe V un banderín para lucir en la nao capitana de la escuadra con la que parte a la conquista de Oran y a la persecución de los piratas de la zona, consiguiendo vencerlos y conquistar la ciudad.

Detalle del estandarte concedido por Felipe V para colocar en su nao capitana.

Ascendido en 1734 al empleo de Teniente General de la Armada en 1734 parte de nuevo hacia América con el cargo de Gobernador de Cartagena de Indias. Allí rendirá el último tributo a la Patria.
En inferioridad de condiciones tiene que enfrentarse a una escuadra inglesa mandada por el almirante Edward Vemon que sitia la ciudad. Las fuerzas inglesas con más de 180 barcos contra seis barcos de guerra españoles. Pues Lezo consiguió derrotar a la escuadra inglesa de tal manera que ello dio a España unos años de tranquilidad y supremacía en el mar.

La altura total de la estatua es de unas 6 metros, quizás un poco mas.

La batalla debió ser terrible ya cantidad de muertos también. Muchos cuerpos quedaron esparcidos por los alrededores de la ciudad provocando una epidemia de peste a la que Blas de Lezo no pudo combatir y murió por su causa, en Nueva Granada, en 1741.
Nada más por hoy, solo desearos felicidad.
Antonio

martes, 7 de abril de 2015

Paseando por el Real Jardín Botánico de Madrid una tarde de comienzos de abril.-

Estamos a principios del mes de abril. La primavera de los hombres hace poco que ha llegado con la precisión de la maquina solar. Unos árboles le han hecho caso al calendario y otros aun ronronean de placer sin querer despertar del sueño invernal en el que están sumidos.
Estoy entrando de nuevo en el Real Jardín Botánico de Madrid, como muchas otras tardes, con la ilusión puesta en encontrar belleza a mí alrededor. Belleza seguro, pues los jardineros del Botánico se habrán encargado de que en distintas zonas luzcan algunas flores de temporada y arbustos que ya llevan allí muchos años no querrán quedarse atrás en mostrarnos sus flores.
De aquí en adelante dejo de decir y solo debajo de cada foto os pondré lo que es cada cosa.
¿Entramos? Estáis en vuestra casa.
 
 
 Rhododendron Cosmopolitan


Aliso

Cerezo


Cilantro

Kerria japonica

Tulipan Alibi



Parrotiopsis jacquemontina



Syringa X chinesis

Tulipan Escape

Rodhodendron

Clemantis montana var Rubens

Col repollo Quintal de Alsacia


Espero que os haya gustado el recorrido.
Lo que si os puedo asegurar es que yo si disfrute, en la contemplación y el silencio de esa tarde, un montón.
Sed felices.
Antonio