jueves, 30 de julio de 2015

FLORES CON POESIA CCL.- El día.

Nace nuestro poeta en Málaga en el año de mil novecientos once.
Vive en su ciudad natal su infancia y su juventud, hasta que se traslada a Madrid a estudiar Derecho.


En esta ciudad conocerá a los que serán sus amigos poetas como Jorge Guillen, José García Nieto y a Miguel Hernández con el que mantendrá una correspondencia muy activa mientras este permaneció en la cárcel después de la guerra.
Carlos Rodríguez Spiteri publica su primer libro de poemas en mil novecientos treinta y cinco, titulado Choque feliz.
Es un poeta de la generación del 36, influenciado como todos los poetas de dicha época por la generación del 27 y por los conflictos vividos en España. Es por lo tanto un poeta de la época de los “Ismos.”
Carlos Rodríguez Spiteri es un poeta complicado, capaz de utilizar una metáfora difícil de entender, oscura, escondida, pero que a la vez consigue trasmitir una maravillosa armonía y belleza.


A parte de la obra ya citada, José Rodríguez Spiteri escribió otros poemas editados en volúmenes con los siguientes títulos: Los reinos de la secreta esperanza, Las voces del ángel, Ese día, Málaga nuevos poemas…
Hoy he elegido para vosotros un poema titulado El día.
Espero que os guste.

El día

Abre el día, la aurora, el surco,
y el alba a las esquilas:
nace el día, de la corriente del río
que contempla la rama perdida de soledad.


Resbala por los árboles y sus frutos,
con el arco de la aurora y sus aves,
por la superficie de la ola y su espuma,
con el quejido del tallo al brotar de la tierra.


Entra el día, por las altas palmas,
que sienten la caricia de su sombra,
y los recuerdos dormidos de la piedra.


Llega el día, por la sombra de las rosas
cuando las adelfas son sonidos de misterio,
con el aroma de la lima y el silencio.
--o0o--


Personalmente creo que el poema es una delicia.
Hay que leerlo varias veces, pero impregna de luz, de día.
Sed felices.
Antonio

miércoles, 22 de julio de 2015

FLORES CON POESIA CCXLIX.- Al mejor madrileño.

Nace nuestro poeta en Madrid el año mil ochocientos noventa y ocho, donde pasara prácticamente toda su vida.
Educado en los institutos madrileños, estudiara Federico Carlos Sainz de Robles, Filosofía y Letras en la Universidad Central y Humanidades en el Seminario Conciliar de san Dámaso.


Podemos decir de Saiz de Robles, que es uno de los grandes del Modernismo, no ya solo por su estilo sino por el amplio espectro de sus conocimientos.
Poeta, novelista, dramaturgo, bibliotecario, historiador y crítico literario entre otras.
Federico Carlos Sainz de Robles es un poeta modernita que tiene dos pilares básicos en los que apoyarse.
Por un lado Rubén Darío, el gran poeta sudamericano y por otro al premio Nobel español Juan Ramón Jiménez. Practicó la poesía hasta los veinticinco años, si bien se publicaron mucho mas tarde algunos libros suyos de poesía.


Murió en Madrid en mil novecientos ochenta y dos
Entre sus obras poéticas destacar Poemillas a Cecilia, La soledad recóndita, Ritmo interior, Silencio sonoro…
He elegido para hoy unas decimas dedicadas al mejor madrileño.
Una décima es una estrofa compuesta por diez versos octosílabos con rima abbaaccddc. Os he marcado la primera estrofa con sus rimas.
Espero que os gusten:
 
 
Madrileño de este día (a)
que tanto y tanto te afanas (b)
por alcanzar cosas vanas (b)
de precaria lozanía. (a)
¿Por qué vives la agonía (a)
de un febril y duro celo (c)
por el cotidiano anhelo, (c)
mientras Isidro en el prado, (d)
tranquilamente tumbado, (d)
está ganándose el cielo? (c)


Isidro no tiene nada.
Tú quieres tenerlo todo.
Y, sin embargo no hay modo
de ver tu ambición saciada.
Dime: ¿por qué si cordada
tu ansia esta con tu recelo,
falto de todo consuelo
vas del dolor a la ira,
mientras Isidro suspira
y va de la tierra al cielo?


¿No te asusta, no te aterra,
perder un cielo maduro,
cuando aun no estás seguro
de poder ganar la tierra?
Isidro, que nunca yerra,
te da su lección al vuelo:
“¡Que serene tu desvelo
este optimista aforismo:
que todo y uno es lo mismo
e iras de Madrid al cielo!”


 
Y si con Isidro vas
al cielo, es cosa segura
que tendrás la gloria pura,
tan pura como el que más.
Pero algo mejor verás
que Isidro es el adalid
de eso de dar en el quid
de lo mejor, y expedito
te abrirá un agujerito
para que veas Madrid.
--o0o--


Espero que os haya gustado.
Sed felices.
Antonio

Insectos sobre cardos rodantes. (Fotos de paseos)




Todas las tardes salgo a caminar al campo, no demasiado, entre cinco y diez kilómetros, por caminos relativamente lisos con pequeñas elevaciones y los terrenos que te rodean suelen ser sembrados de gramíneas o tierras de barbecho. 


En algunos puntos se juntan el monte bajo con sus encinas y retamas que te oscurecen el infinito de la llanura castellana.


Y en las cunetas de esos caminos, y en las tierras no cultivadas aparecen una serie distintas de plantas que son todo un mundo de vida y que a simple vista no lo parecen. Cardos de diferentes tipos van ofreciendo, en momentos distintos cada uno, sus sabrosos néctares que almacenan sus flores y los insectos, mariposas, moscas, abejas, abejorros, chinches y un montón más de ellos, se apresuran a ir buscando el que mejor producto ofrece.





Las fotos de hoy, la mayoría, están realizadas sobre el cardo rodante, Eryngium campestris, que tienen la facultad de ir madurando sus flores cada uno a su debido tiempo. ¿Cómo lo sé? Observándolos. Es fácil ver un cardo llenos de mariposas y abejas de todos los tipos alimentándose, y en el de al lado ni un bicho.




Cuando salgáis a caminar por esos caminos de Dios, fijaros en los cardos. Fijaros en la cantidad de vida que existe y vive a su alrededor.


No, no hace falta que os paréis si no queréis, pero andando se observa también a los insectos.
Las arañas es más difícil de verlas si no te detienes y algunos insectos pequeños y otros no tanto, como las avispas, se esconden en las partes bajás, los primeros a guarecerse del sol y de los depredadores y las segundas a realizar allí sus avisperos.



Por eso en los cardos, y en las hierbas en general, hay que tener cuidado cuando se avanza a través de ellas, no vaya a ser que, sin querer, se tire o pise un nido de avispas. No pican, pero muerden.




Cuando veáis un cardo lleno de mariposas, mariposas que pasaran olímpicamente de ti si no te acercas demasiado, es seguro que por los alrededores anda un depredador en plan lagartija o lagarto, como el ejemplar que veis en la foto, que tuvo la santa paciencia de quedarse quieto durante cinco minutos mientras yo fotografiaba mariposas y a él o a ella.


¿Por qué se llama a los cardos Eryngium, cardos rodantes? Porque son esos cardos que en día de viento vemos desplazarse corriendo por campos y caminos. Es una forma de conquistar nuevos terrenos ayudándose de las fuerzas de la naturaleza.






Como habréis visto, a excepción de dos o tres fotos, todas están realizadas sobre estos cardos. No sé si habrán sido muchas, espero que no; por supuesto no os he querido aburrir con nombre científicos, entre otras cosas, porque yo conozco muy poquitos.





Feliz día a todos.
Sed felices, que esto es muy, pero que muy corto.
Antonio

viernes, 17 de julio de 2015

Scolymus hispanicus: cardo de olla, tagarnina, cardillo...

Voy andando por el camino, bajo un sol ardiente del mes de julio.


 
Se ha recolectado y los cereales y muchos campos sembrados aparecen con los restos de la mies. Otros, arados rápidamente, se orean a un sol implacable que seca el terreno como si el agua no hubiere existido jamás.


Las retamas y las avenas locas ocupan la mayor parte de la extensión de tierra que queda entre el camino y el arroyo que discurre un poco más allá. De vez en cuando, dispersos entre los bordes del sembrado, entre las matas bajas, aparecen los cardos comestibles, las tagarninas como las denominan en Andalucía, cardillos en otros lugares y un montón mas de acepciones, y cuyo nombre científico es Scolymus hispanicus.


El Scolymus hispanicus, es un cardo comestible que varia su altura entre el rastro y los dos metros de altura, si bien por lo normal suele encontrarse entre el metro y el metro cincuenta.





Si vais por el campo lo recoceréis fácilmente. Es de los pocos cardos que se presentan con esas maravillosas flores amarillas.
El cardo de olla, como también se le conoce, presenta ramificaciones desde la base y sus hojas presentas púas, defensa natural contra los animales, para evitar que se los coman.
Las flores que nosotros apreciamos son inflorescencias compuestas de un montón de flores, hasta cuarenta, todas ellas muy iguales, siendo hermafroditas.


Las tagarninas pueden comerse bien cocidas, como una verdura cualquiera, bien en potajes o también en ensalada y puedo asegurar que son muy buenas. Para poder comerse las hojas de esta planta hay que limpiarlas, acción que yo aunque lo he intentado me sale fatal.


El cultivo de estos cardillos esta en desuso como he podido leer en alguna pagina de la red. Pero lo cierto es que cada vez que los he comido ha sido porque alguien los ha cogido del campo y me los ha ofrecido limpios.


Los estambres de las flores se utilizaban, y no sé si e siguen utilizando, como falso azafrán. Es mas había gente que los mezclaba con el azafrán pues eran mucho más fácil su recolección y si no eras avispado te colaban un producto por el otro.


Se me olvidaba deciros que el cardillo o la tagarnina, pertenece a la familia de las Asteraceae, que a su vez pertenecen al orden de las herbáceas.
A mí personalmente me encanta esta planta. Me chifla encontrármela como un faro en medio de las hierbas y las gramíneas, luciendo esas esplendorosas y maravillosas flores, que ahora y hasta bien entrado agosto nos va a mostrar abundantemente.


Este cardo de olla se puede encontrar prácticamente en toda la península, siempre por debajo de los 1400 metros de altura.
Le gustan terreno de barbecho, lindes, bordes de caminos y es incluso capaz de sacar adelante sus plantas en las urbanizaciones que están medio abandonadas.


Nada más por hoy.
Solo desearos felicidad.
Antonio

miércoles, 15 de julio de 2015

FLORES CON POESIA CCXLVIII. Tu mirada (fragmento final)

Nuestro poeta, nace en Palma de Mallorca en el año mil ochocientos doce.
Hijo de escritor, recibe esmerada educación y se inclina inicialmente por la Historia, llegando a ser catedrático de esta asignatura en el Instituto de Tarragona.


Tomás Aguiló y Forteza es un poeta mallorquín que comenzó a escribir poesías en castellano describiendo la historia de su tierra.
Romántico y clásico a la vez, influido por las ideas de Balmes y Chateaubriand, fue el creador del movimiento literario mallorquín conocido como la ReinaixenÇa, si bien con el tiempo se distanció de él.
Fundador del periódico La Palma, participó en innumerables juegos florales y fue colaborador de revistas como La Fe y La Unidad Católica.
Alcalde y teniente de alcalde de Palma de Mallorca escribió en prosa y en verso. La prosa la utilizó en castellano y el mallorquín para sus poemas de todo tipo.


Entre las obras de Tomás Aguiló podemos citar: El infante de Mallorca, A la sombra del ciprés (narrativa en castellano), Rimas varias y Poesías fantásticas, estas en mallorquín, entre otras.
Murió este fantástico personaje en Mallorca el año mil ochocientos ochenta y cuatro.

He escogido de su poema “Tu mirada” unas estrofas que espero os complazcan.
Fijaros en la composición de las estrofas y en su rima. Os he marcado una.


TU MIRADA (Fragmento final)
………………………………………………

No apartes tus ojos bellos,
no los apartes, bien mío,
queda muerte su desvió
y dan sus destellos
alientos al brío,
vida al corazón.
Y si cuando eres hermosa,
compasiva eres, advierte
que entre dar vida o dar muerte,
no debe dudosa
mi dicha ya serte
en esta elección.


 
Reluzcan sobre mi frente (A)
velada en opaca nube (B)
esos ojos que querube (B)
cual sol refulgente (A)
que espléndido sube (B)
y aviva una flor. (C)
Y si encuentran tus miradas (D)
las mías que a ti remonto, (E)
esas lágrimas que apronto, (E)
verás que enjugadas (D)
las deja bien pronto (E)
su blando calor. (C)


 
 
Y veras que al través de ellas
mis ojos hacia ti giran,
como en la tierra se miran
ignotas estrellas,
qué lejos se admiran
por entre el cristal.
Y verás siempre clavada
mi mirada en tu mejilla…
¡Oh!, dime: ¿acaso mancilla
mi ardiente mirada
tu frente que brilla,
tu tez virginal?


 
 
Si yo gimo sin provecho,
si piedad de ti no imploro,
si al exclamar “yo te adoro”,
retrocede el pecho
envuelta en mí lloro
tan dulce expresión,
no impidas que una mirada
se alce tímida y sombría,
y revele mi agonía,
y exprese callada
cual lucha porfía
mi ardiente pasión.


 
No escondas tus ojos bellos
en tus parpados de nieve,
hermosa nube que aleve
del sol los destellos
a cubrir se atreve
con blanco capuz:
que yo infeliz solo anhelo
el que una mirada tuya
la calma me restituya,
me vuelva el consuelo,
mi noche concluya,
me torne la luz.
--o0o--


Os pongo tres definiciones de tres palabras inusuales:
Querube: forma de querubín, si bien es este caso podrían tomarse por brillantes, refulgentes.
Aleve: forma de pronunciar poéticamente que es alevoso.
Capuz: según el diccionario gorro en pico unido a la bufanda o capa con gorro para los días de luto. En este caso se refiere a un cubrimiento del sol en forma poética.
Nada más por hoy, solo desearos la felicidad.
Antonio

lunes, 13 de julio de 2015

Por el camino de las libélulas de chocolate: Calopteryx sp

He salido quizás un poco tarde. Las chaparras proyectan ya sobre el campo una sombra demasiado corta. 


En estos días de calor andar por los caminos de la planicie madrileña suponen un pequeño sacrificio.
Voy en busca de una preciosa libélula, que vista de lejos tiene color de chocolate.


Poco a poco, el camino va cambiando su entorno y comienzan a distinguirse cada vez más retamas altas y algún que otro árbol de ribera, señal que estamos acercándonos al arroyo.
El calor aprieta y mi garganta, resentida seguramente por tragos de agua fría y aires acondicionados esta protestando con un cierto picor molesto solamente.


Las plantas cada vez se ven más verdes. Hay flores y sobre las flores insectos de todos los tipos y colores y de repente, como si de un oasis se tratase, aparece el manantial delante de mis ojos y con él las libélulas que había venido a buscar.




Es uno de los brazos del nacimiento del arroyo de los Palacios, un afluente del rio Aulencia, Muy cerca de Villanueva del Pardillo. Surge un constante fluido de agua a borbotones que a estas alturas del año suena a gloria.
A su alrededor mariposas, insectos de todo tipo y arácnidos, conviven en el mundo de la supervivencia.


Sobre un alto poste de madera, una libélula Calopterix sp, monta guardia como un vigía expectante. Permanece allí quieta como si defendiese un puesto de guardia.


A mi alrededor una multitud de hermanos y hermanas se congregan por todas partes. Lo curioso es que estas casi todas al sol, a un sol que ya pega.


Encaramadas en pequeñas ramas de arbustos o sobre las flores de los cardos borriqueros e incluso descansando en las finas ramas de las retamas, todas observan mis movimientos, dispuestas a emprender el vuelo ante cualquier movimiento brusco.


Estas libélulas, pertenecen a la familia Calopterygidae, se extienden por varios continentes en nueve especies distintas. Están cerca de los arroyos y lagunas porque las hembras, como el resto de los odonatos, ponen sus huevos en el agua. 


Es normal por lo tanto que en las riberas de arroyos las encontremos.


A simple vista parecen de un marrón oscuro increíble. Pero cuando acercas el objetivo a ellas descubres colores verdosos que tiran a cobrizos. Unos enormes ojos separados dan la sensación que su cabeza es una especie de martillo. Sus cuatro alas a diferencia de otras libélulas, prácticamente no dejan pasar la luz e incluso forzando el contraluz son prácticamente opacas.


Está claro que tal abundancia de libélulas se debe a una eclosión programada para que las nuevas generaciones copulen y un nuevo ciclo se ponga en marcha. Es ley de vida y en el mundo de os insectos es bastante frecuéntelos nacimientos coordinados de machos y hembras.


Me chocase facilidad para asentarse sobre las ramas de hierbas y arbustos.
Dan la sensación de ser saltadores maravillosos que en cualquier momento van a emprender un salto desde un trampolín vivo.
Se me olvidaba deciros que estas libélulas adultas comen cualquier insecto que pase volando por delante de ellas.


El sol ha subido ya mucho. Cada vez veo menos libélulas de chocolate en las ramas y plantas que hay a mi alrededor. Está claro que ante la subida de las temperaturas se están adentrando en el mundo mucho más fresco de la ribera.
Pero yo ya he conseguido un primer encuentro con estos amigos, y es hora de comenzar el regreso hacia casa.


Dentro de unas horas volveré y estoy seguro que las libélulas seguirán esperándome tan tranquilas.
Sed felices.
Antonio