lunes, 30 de mayo de 2016

Homenaje a los vendedores de cupones: Fortunato

Hace ya tres años que se inauguró este monumento dedicado a unas personas a las que la vida les ha privado del don más maravilloso que tiene el hombre: la vista.


No me puedo imaginar un mundo oscuro, sin luz, sin color, donde las imágenes son imposibles de imaginar y los colores… Pues bien, hay infinidad de hombres y mujeres en el mundo que viven sin este sentido, que ríen, lloran y aman como cualquiera de nosotros. Y trabajan también.


Y su trabajo, que muchas veces nos parece fútil, es increíblemente duro, durísimo. Para ello solo hay que verles en cualquier esquina de una ciudad, en invierno o verano, soportando las inclemencias del tiempo totalmente quietos.
Hacia falta un "algo" para ensalzar a estos hombres y mujeres que durante tanto tiempo solo han sido recordados por el cupón.  Y se realizó un monumento.


El monumento está justo en la calle del Prado de Madrid, delante justo del Congreso de los Diputados y fue encargado por la ONCE al escultor D. Santiago de Santiago.
La obra es de un realismo increíble y pueden verse en ella las tiras de cupones que llevaban antes los ciegos cogidas de unas pinzas a una cadenilla que les rodeaba el cuerpo, la cartera donde iban metiendo la recaudación y los boletos cambiados y pagados.


Yo recuerdo aquellas tiras, que en nada se parecen a los cupones de hoy, y recuerdo haberles escuchado gritar en una calle: Me quedan las últimas tiras para hoy…
Las fotos son de hace dos años y las he estado guardando porque hay una pintada en la frente de Fortunato, ha si lo llamaron en la ONCE, que me pone de los nervios,  pero es también la forma de protestar ante ese gamberrismo callejero que no le importa, porque no sabe, agredir cualquier tipo de arte.
D. Santiago de Santiago es un escultor español nacido en Navaescurial, en 1925.


Dijo en una entrevista que “nací escultor aunque yo no lo sabía” D. Santiago estudió Magisterio, si bien su afición por la escultura y la pintura lo llevaron a recorrer países como Francia y Japón en busca del aprendizaje,
Su fama traspasa las fronteras y sus esculturas están por todo el mundo. Ha modelado a nuestros reyes, jefes de estado, artistas e incluso tiene un parque en Tortosa, el Parque del Príncipe, donde las esculturas son todas suyas.
Medallas y condecoraciones de muchos países, pero creo que su mayor ilusión seria poder conocer y llegar a la estrella Vega, la más brillante del firmamento, casi tan brillante como la obra de este gran escultor.
Podía enumeraros infinidad de obras, pero no vale la pena, eso está todo en la Red, pero os aseguro que Fortunato, vecino de mi antiguo barrio, cuando lo descubrí, me causa una grata impresión.


Nada mas por hoy, solo desearos que seáis felices.

Antonio 

domingo, 29 de mayo de 2016

El cortejo de tres mariposas Pieris rapae

Estaba paseando un día de junio de 2015 por el Real Jardín Botánico de Madrid, con la idea de fotografiar flores e insectos, cuando descubrí una Pieris rapae posada tranquilamente encima de una planta, libando en sus flores.


La hembra de Pieris rapae tenía su abdomen arqueado. Seguramente estaba esparciendo por el aire sus perfumes para atraer a los machos. Podía verla a través del objetivo. De repente, un macho dispuesto a conquistar a aquella bella dama que le mostraba sus encantos sin preocuparse por su aparición, apareció en escena.


Comenzó dando vueltas a su alrededor sin acerarse demasiado. Quería mostrarle que llegaba con buenas intenciones, que era un buen ejemplar de mariposa blanca.


Empezó entonces una danza frenética por parte del macho para conquistar a la bella blanca.


Con vuelo cada vez más cercanos el macho fue acercándose a la hembra hasta prácticamente tenerla a su alcance, como podéis ver en las fotos.




De repente cuando parecía que podría presenciar el comienzo de la cúpula entre las dos mariposas, el macho desapareció de mi campo de visión dejando de nuevo a la hembra sola.


¿Por qué ese comportamiento?
El motivo no era otro que la presencia de otro Don Juan que quería conquistar la bella Inés.


Entonces comenzó un combate, no destructivo, entre ambos pretendientes para ocupar el lugar de privilegio para la reproducción. El mas fuerte, el menos agotado en las luchas amorosas sería el que tendría el derecho a transmitir sus genes.
Vuelos y más vuelos en una demostración de capacidad acrobática bajo la atenta mirada de la hembra.




De repente uno de los machos se poso en una planta como si estuviese exhausto y el otro se acercó a la hembra para consumar la unión.


Parecía que  el ritual para el acoplamiento entraba en su fase definitiva, pero entonces,  apareció de nuevo el rival ya descansado, interponiéndose entre macho y hembra de nuevo.


La hembra asustada emprendió el vuelo y dejó a los dos romeos plantados. No volví a verla. Desapareció detrás de los setos que dividen el Real Jardín Botánico.


Uno de los machos siguió tras la hembra y el otro, quizás desilusionado por la perdida de la dama, decidió libar un rato mas en las flores de la bordura inglesa, para tomar fuerzas de cara a la siguiente confrontación.
--o0o--

Nada mas por hoy.
Sed felices.
Antonio 

viernes, 27 de mayo de 2016

¿Solo rosas? Si, solo rosas, lo demás no importa.

Si, otra vez rosas, infinidad de rosas que parecen cubrir hasta donde la vista alcanza abrigadas por unas murallas de altos pinos por doquier se mire. Es un día gris, de una luz monótona, mortecina, que diría un viejo conocido, que no produce sombras, que aplana todo aquello que está a su alcance, pero que a la vez consigue dar el color real de las cosas, ni le añade ni les quita.

Panorámica de una pequeña porción de la Rosaleda de Madrid (Parque del Oeste)

Es un día gris, si, como tantos otros que discurren en silencio en otros muchos lugares. La gente huele las rosas, las mira, las comentan, pero son incapaces de intercambiar una palabra contigo, una mirada; me recuerdan a Soledad.

Boticelli 

El guarda de seguridad de la rosaleda da vueltas alrededor de las roas como queriendo impedir que se escape ninguna. ¿Querrán las rosas salir corriendo al centro de Madrid? No, seguro que no, pero el agente sigue dando vueltas durante todo el tiempo a cada uno de los cuarteles que recogen los rosales.
Una mujer, debió ser muy guapa, ya mayor va oliendo las rosas de cada clase. Su cara es un poema que indica que rosa a satisfecho su olfato y cual no. Una sonrisa llena de arrugas recorre su cara cada vez que el perfume de la flor le agrada. Y lleva sonriendo en tres rosas seguidas; todas son de la misma clase.

Doris Tysterman

Unos niños, con sus abuelos franceses, se meten dentro de una de esas jaulas para que los rosales trepadores hagan su cometido. Los abuelos les hacen fotos dentro como si de tres monos se tratase. Los niños, agarrado con sus manos a los hierros de cárcel, parecen esos pobres y tristes orangutanes de los zoológicos. Y el guardia de seguridad sigue vigilando a las rosas y pasa de los niños de la jaula.

4 M.T. 87441

Me fijo en los nombres de las rosas. De hecho lo que realmente hago es fotografiar el nombre antes que a las rosas; es la única forma para luego saber de qué rosa estás hablando. Los nombres son algunos de personajes elevados casi al Olimpo de los dioses: Leonardo da Vinci, Boticelli, Mathias Meilland… otros en cambio parecen sencillas formulas matemáticas como M.T. 87441. Quizás en ese nombre haya un mensaje secreto que quiere decir “Te quiero” en lenguaje cifrado, quien sabe.

 Vanity

Otras en cambio, con una belleza explosiva, delicadas, tienen nombres que no le van a una rosa como Vanity, Revolución francesa o Iceberg. Como se le puede poner a la flor más preciada para reflejar el amor un nombre como Revolución francesa. Claro que pensándolo bien a ella también le cortaran quizás el tallo para meterla en un florero, pero…

Revolución francesa

No he encontrado ninguna que se llamase Soledad. Y en cambio la rosaleda está llena de personas que llevan escrito en sus ojos, en sus arrugas esa palabra. Gente que pasea sola alrededor de ese arco iris maravilloso de colores que dice mucho, pero que no habla. La soledad está, Soledad, en la arruga de la señora mayor guapa que no sabe a quién decirle lo maravilloso que es el perfume de la rosa que acaba de oler; y en el guarda que camina mirando sin ver a su alrededor.

Leonardo da Vinci

Están grande la rosaleda que de un extremo a otro pierdes la visión de las personas que están al otro lado. Pero eso que importa, si en el fondo, ni unos ni otros hacemos nada por conocernos; fijamos nuestra vista en los hermosos pétalos y nos olvidamos de unos preciosos ojos que necesitan de una mirada, o una nariz que necesita un oído en quien confiar sus agradables sensaciones. La rosaleda esta callada, silenciosa, y cuando pasa un grupo de personas a tu lado que parecen no ver las flores, escuchas frases de conquistas montañosas de antaño, olvidándose que es el momento de conquistar el sembrado de rosas.

Iceberg

Y yo, el que escribe estas palabras, mi querida y olvidada Soledad, soy el primero que ni miro a la señora de los perfumes, ni al niño dentro de la jaula, ni a los abuelos franceses, ni siquiera al guarda de seguridad… ¿Y miro a las roas? Ya no sé si miro a las rosas o son los objetivos de mi cámara los que lo hacen, mientras yo junto a un rosal, te miro a ti Soledad, si, te miro en la distancia de la soledad del pensamiento.

Mathias Meilland

Solo rosas, exclusivamente rosas, Soledad. Si solo rosas, lo demás no importa.
--o0o--

Boticelli 


Sed felices.

Antonio

miércoles, 25 de mayo de 2016

¿Matando El Jardín de las Delicias?

El Jardín de las Delicias es ese espacio maravilloso donde el mundo animal y vegetal conviven interactuando entre sí, compartiendo cada centímetro cuadrado de terreno, donde el hombre no vierte productos químicos, viviendo, reproduciéndose y muriendo después de haber acometido cada uno su labor.

El jardín que esta a nuestro alrededor.

Es un mundo fascinante, pequeño y a la vez inmenso donde, a veces, da miedo entrar porque desconocemos que es lo que nos podemos encontrar.

Según te adentras en el con la vista va cambiando.

En esta época del año, cuando la tierra guarda aun la humedad de las lluvias que han ido cayendo durante los meses fríos y el principio de la primavera, un estallido fantástico inunda los campos con infinidad de colores, lo cuales siempre tienen algún fin.

Una Bombyliidae libando sin dejar de batir sus alas

Si, el color de las flores de los campos no es un color surgido al azar, no, es la evolución de las especies a continuar vivas, a desarrollarse y así hay que verlo. Colores amarillos, verdes, morados, rojos, azules, blancos etc. cubren esos maravillosos jardines que nos rodean y que tienen por misión a traer a distintas especies de insectos para que las polinicen. 

Una hormiga en el borde del jardín arrastrando una semilla hacia el hormiguero.

Hay insectos que responden a los colores amarillos como las moscas de ciertas familias y otros a los morados y rojizos, como ciertas abejas que se alimentan de una planta muy común en nuestros campos como es la viborea. Hay otros insecto que no le hacen asco a nada y comen de todos los colores posibles y de todo lo que se mueva a su alrededor.

Una ninfa de un chinche liba de una margarita. Fijaros en su aparato bucal entre las antenas.

Una polilla nocturna duerme apaciblemente esperando la noche.

Pero nosotros mismos nos estamos cargando ese jardín maravilloso y no nos damos cuenta que nuestra supervivencia depende de él. Los insectos y los arácnidos no están aquí para venir a picarnos o molestarnos. 

Este coleóptero puede comer tanto vegetales como otros insectos.

Un díptero, una mosca de la familia Syrphidae camuflada de avispa come de una flor.

Ellos cumplen la misión de polinizar y mantener un equilibrio entre las distintas especies. Es por eso que existen insectos que comen vegetales y otros que comen proteínas, ya sean de insectos o de otros animales, para mantener un equilibrio; pero si el equilibrio se rompe, y se está rompiendo, el hombre puede sufrir una catástrofe increíble, pues muertos los polinizadores quien conseguirá que los árboles produzcan, y las verduras, etc. etc.

Un Heliotaurus ruficollis, coleoptero, pasta tranquilamente sobre su flor. Son de los primeros en aparecer en el mes de mayo.

 Hadrodemus sp. (Miridae) en la cima. Hay que conquistar para ser el mejor.

Aprovechémonos de la belleza que nos rodea, saquémosle el mayor partido posible, pero a la vez respetémosla como si de nosotros mismos se tratara.

Una mariquita de siete puntos a la busca de sucomida preferida: los pulgones.

Las fotos que os he dejado hoy acompañando este texto son una pobrísima imagen de lo que realmente se esconde detrás del maravilloso Jardín de las Delicias.

Un precioso centro de margaritas entre gramíneas.

Sed felices.

Antonio 

martes, 24 de mayo de 2016

Flores con poesía CCLXXVII: Enero

Nace nuestro poeta en la bella ciudad castellana de Segovia en el año mil novecientos diez.


Apache

Realizo sus cursos escolares y de bachillerato en su ciudad natal, siendo alumno de D. Antonio Machado cuando este era profesor allí de Instituto.
En Madrid realizo la carrera de Derecho y poco después ingreso en el Banco de España como escribiente, siendo destinado a Granada. Allí conoció a la que sería su esposa y al poeta Luis Rosales, con el que Alfonso Moreno Redondo tendría una gran amistad.
De nuevo en Madrid, escalando puestos en el Banco de España, edita su primer poemario, con el que obtuvo el premio Adonaís junto con otros dos poetas que no eran otros que Gaos y Carreño.
Su obra poética es interesante habiendo editado cuatro libros titulados: El vuelo de la carne, Los días y las olas, Las cuatro estaciones y por último La novia imposible.
Si hay una cosa que hay que agradecerle a Alfonso Moreno Redondo es haberse atrevido en los años cuarenta a editar una Antología de la Poesía Española en la que figuraban poetas como Miguel Hernández, Federico García Lorca, Luis Cernuda y otros.

Santa Teresa de Avila

La poesía de Alfonso Moreno siendo de la época de los “ismos” no deja por ello de ser clara, profunda y respetando la métrica clásica.
Os he dejado un soneto titulado Enero que espero que os guste.
Murió en Madrid en el año dos mil diez

ENERO

Redondo el sol en el fanal del frio
dora al campo desnudo débilmente.
En su orfandad el álamo no siente
la estructura del viento. Yerto, el brío

Pink Panther

de un chopo se levanta junto al río,
y una avefría en soledad reciente
brinda su pecho blanco a la corriente.
Lejos, sobre la sierra, el neverío.

Nº 13 de 2017 

Terco, el ruido del agua resilencia
la soledad y dobla la mirada.
Se oye a la sangre su rumor más tierno.

Matias Meilland 

Lejano silba un tren. Brota la ausencia
y con dulce fatiga enamorada
viaja mi corazón por el invierno.
--o0o--

ADAphyri

Nada mas por hoy.
Sed felices.

Antonio 
P.D. Lo escrito debajo de cada roa es su nombre. No os extrañe alguno.

lunes, 23 de mayo de 2016

Cinco minutos en la ermita de San Frutos, en el Duratón

Bajo deprisa el  camino desde el aparcamiento. Mi amigo Luis se ha quedado esperándome en él debido a problemas técnicos. Una cierta sensación de agobio me invade. Mi angustia a las alturas me recorre el cuerpo y me propongo llegar a la ermita de san Frutos, pase lo que pase.

La ermita de San Frutos desde el mirador

A derecha e izquierda dos meandros profundos formados por el rio Duratón a través de los milenios, me acompañan. En las aguas de uno de ellos el polen de las coníferas está formando una gran mancha sobre el agua. El Duratón ha sido domado por el hombre y sus aguas mansas descansan contra una muralla de hormigón armado que se distingue en la lejanía.
Desde el mirador hago la primera foto a la ermita. Allí a unos trescientos metros la veo, digna, erigida sobre el acantilado, demostrando que ella es la señora del Duratón.

Entrada al conjunto bajo arco ojival

Según me acerco observo que un pequeño puente de piedra une el peñón sobre el que se asienta la ermita con el resto de la montaña. Un extraño vértigo me entra, pero quiero tenerla cerca, verla y darme una vuelta a su alrededor. Atravieso el puentecillo.
Según llego observo a derecha e izquierda dos mundos completamente diferentes.
A la derecha un ábside románico del siglo XII, muy a principios pues la iglesia fue consagrada en el año 1100, y a la izquierda un arco ojival en un lienzo que da acceso al interior de lo que debía ser un monasterio y la única forma de llegar a la puerta oeste, única entrada actual a la iglesia.
Una serie de murallones y arcos de medio punto delimitan las dependencias que fueron monacales y dependientes del monasterio de Silos.
Estoy solo en la ermita. El personal que estaba en ella salía cuando yo llegaba.

 Buitre leonado a escasos metros de mi cabeza

El silencio solo lo rompe el aire que asciende por el caño y algún graznido de cuervo que se asusta al verme allí. Los buitres pasan majestuosos por encima de mí.

Fachada oeste de San Frutos

Llego a la fachada oeste de la ermita. Allí, la portada exenta con un arco que recoge a la puerta, formada por tres arquivoltas lisas y un guardapolvos que descansan sobre pilastrones de piedra.

Arquivoltas de la entrada principal descansando sobre mochetones

Sobre ella una ventana rodeada por un guardapolvos con ajedrezado jaques envuelta en una serie de baquetones lisos que la rematan y apoyan directamente sobre los mampuesto del muro. Unas columnas decorativas están rematadas en los capiteles con elementos vegetales.

Ventana en fachada oeste

La que fue la otra entrada de la iglesia, en su cara sur está actualmente tapiada. Formado el arco de medio punto, está decorado con tres líneas en relieve siendo la última una especie de ajedrezado.
Me inquieta ver a las zarzas campar alegremente a sus anchas delante de la puerta. Cuando comienzan su invasión si no se tiene cuidado terminan haciendo daño.

Puerta sur, tapiada. Observese la pieza del muro que hace la vez de capitel.

Echo un vistazo al conjunto y retomo mi camino cuesta arriba. Antes miro los canecillos y el remate en espiga de lo que debería ser un capitel en la puerta tapiada.
Algunas firmas de cantero, una inscripción sobre una  mujer enterrada allí que se despeño y en el ábside unas piezas de ajedrezado aprovechadas para hacer el paramento.
Luis me espera arriba y he tardado más tiempo de lo previsto en llegar y hacer la visita.



Dependencias monásticas en ruinas

Volveré un día por estas tierras con tranquilidad, sabiendo que no pasa nada con los altos acantilados, a estudiar San Frutos con calma, con la calma del lugar, mirar piedra a piedra todo el conjunto y poder contarlo muchísimo mejor.

Los absides y las Hoces del Duratón


 El abside desde el muro que cierra el conjunto


Se ven distintos estilos de asiento de cantería y dos piezas de ajedrezado jaques aprovechadas

Cruzo el puentecillo mirando a la montaña, no quiero saber si debajo mío hay altura o no. Sigo unos pasos hacia arriba y me giro a echarle un último vistazo a la ermita.

Ultima vista de San Frutos por este día

Subo el camino tranquilo, a la velocidad que mis pulmones me lo permiten sin ahogarme. Me paro de vez en cuando y miro al cielo a ver si algún buitre quiere pasar cerca.
Cuando llego arriba, Luis me espera y emprendemos rumbo hacia Sepúlveda.
Desde el coche, en el camino de salida, divisamos unas orquídeas, el último regalo del Duratón en San Frutos. Nos bajamos y la fotografiamos.

Orchis morio

Ha sido una maravillosa experiencia.
Sed felices.

Antonio