lunes, 31 de octubre de 2016

Otoño: cinco visiones distintas, cinco comentarios.

1.- PAISAJE ACUÁTICO.

Contemplo en silencio el agua. Una paleta de colores  la tiñe y solo una brisa de aire en medio del pantano consigue limpiarla.
Los árboles junto a la orilla son los pintores.
Cansados, ya desde la primavera, quieren comenzar de nuevo el largo sueño.


Sus hojas perezosas, se niegan a caer y se resisten mientras una sola gota de alimento quede en ellas para salvaguardarlo.
Reflejos mañaneros en mi soledad de paseante solitario y reflexiones en silencio.
Pienso lo solitaria que se encontrará la gaviota en medio del pantano sola, tan sola como yo que estoy en la orilla.
He elegido la costa a la que no se acerca prácticamente nadie. Enfrente niños, perros y mayores disfrutan de un maravilloso día. Están acompañados; yo estoy solo, en una soledad en el fondo deseada y a la vez odiada.
Tu,  si tu, podrías estar conmigo, acompañándome en mi silencio, ayudándome a pensar, a meditar, sin que un reflejo me despiste, sin que un árbol amarillo me distraiga. Claro que si es la belleza lo que me distrae, no me acompañes a meditar, acompáñame a vivir.
Le doy la espalda al agua y a su paleta de colores.
Subo la pequeña cuesta y salgo a la carretera que me lleva de nuevo a la prisión diaria.

2.- EL HILO DE SEDA MISTERIOSO.

Colgaba la ramita con sus hojas ya amarillas de una tenue y liviana seda, que algún gusano había estado usando para descender desde lo alto del árbol  a la tierra donde enterrarse para vivir.


En cambio la rama se agarraba desesperada a la seda para seguir flotando en el aire como el resto de sus hermanas y vivir al compás de los vientos, dejándose llevar por las estaciones y no morir.
Que crueldad en el ser y en el morir, el gusano intentando enterrarse y la rama intentando que no la entierren.
Paradoja de los ciclos en que toda naturaleza en contacto permanente y conviviendo con las dos etapas: la vida y la muerte,y por supuesto el hombre forma parte de ella.

3.- TRANSFERENCIA DE ENERGÍA.

Me llama la atención los tres colores en el extremo de la rama.
Ya está preparando para la primavera siguiente el árbol sus yemas dando la sensación que son pequeños dedos que quieran coger esas hojas que están dándole las pocas energías que aún quedan en ellas para que pase el invierno.


Parecen tres estadios en la vida de una hoja. La verde comienza a dar sus reservas; la amarilla lo ha dado todo y la más oscura a parte de darlo todo a muerto agarrada a su rama como si se negara a desprenderse del cuerpo al que ha estado sirviendo entre siete y nueve meses.
Durante la vida activa de las hojas se produce en ellas la fotosíntesis. Ahora, cuando las condiciones climáticas pueden cambiar y el sol cada vez está más bajo en el horizonte,  se invierte el proceso y en agradecimiento a esos meses la hoja, llegado su fin, le cede al árbol la energía que le queda.
Y la poca que pueda quedar cuando caigan al suelo se convertirá en un magnifico sustrato que alimentara al bosque tanto vegetal como animal.
Hay una pregunta que me viene a la cabeza desde que vi las tres hojas: ¿Cuál será en este momento mi color? Sé que el oscuro no puede ser porque estoy vivo, pero ¿y los otros? Quizá este mas cerca del amarillo que del verde… ¡Quién sabe!

4.- MIRANDO AL CIELO.

Levanto mi vista por encima de álamos y chopos, que pueblan la ribera del embalse, y distingo un árbol que mira largamente hacia el cielo. Delgado y alto, sus ramas cubiertas de bello amarillo, parecen implorar algo al cielo.


No sé que le estará demandando; a lo mejor agua o nubes que le quiten estos calores tardíos que le hacen más penoso acostarse. A lo mejor está dando gracias o rogando paraqué los vientos fríos y tempestuosos del invierno no le rompan sus ramas.
Parece querer recoger con sus ramas al cielo, agarrarse a él como si de su mentor se tratase.
Cuanto me gustaría saber a mí levantar los brazos al cielo para implorar, para creer. Majestuoso universo el que nos rodea, que el hombre ha pensado que ha sido creado para él. Que mayúscula equivocación, que terrible ironía pensar que, algo tan perfecto y a la vez tan caótico, sea únicamente para que elevemos nuestros ojos al cielo en las noches claras y disfrutemos de él.
Que terrible  pasar de ver las estrellas a sucumbir por los restos bajo una tierra fría y húmeda, transformándote de nuevo en esa energía que ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Qué pena que para transformarnos haya que morir.
Levanto por las noches mis ojos al cielo porque me gustaría ser eterno y mis brazos de elevan en una plegaria sin sentido, sin respuesta posible, pues tenemos un principio y un fin…Quizá muchos principios y muchos fines, pero en cada uno queremos permanecer en el presente.
Tendría que practicar mas y alzar a menudo mis brazos al cielo suplicando, pues mis ojos siempre lo están contemplando, y así a lo mejor entendería mejor una creación que fue a su imagen y semejanza, desarticulada por una mísera manzana y una relación de amor.

5.- ME GUSTARÍA PERDERME ¿y A TI?

Hay un pequeño valle por donde discurre el antiguo cauce de un arroyo, hoy cegado por el muro de la presa, no podía ser de otra manera, y es allí donde los arboles resisten en silencio y crean un maravilloso mundo de soledad al que nadie acude.
Una alfombra de hojas de infinitos colores cubre sus suelos y me hacen pensar de nuevo en la soledad. Si  con, en y la Soledad.
Hay un extraño silencio solo roto por el ladrido lejano de una jauria.


Paseo tranquilamente. Me gustaría perderme entre el follaje inmenso que crea una penumbra desconcertante en un día maravillosamente luminoso.
Pero estoy solo, absolutamente solo.  Ni siquiera un latido de alguien a mi lado me acompaña. Mi sino es pasear en soledad, solo acompañado por el cliquear de las maquinas de fotografiar, los cantos de las aves cuando las hay y el susurro del viento entre las ramas.
Por eso, Soledad, tuve que inventarte. Y te he hecho tan real que a veces pienso que estas a mi lado y me gustaría perderme contigo. o acaso ¿no te he inventado? ¿Estás ahí? Me acompañas, pero permaneces muda a mi lado; me escuchas, pero no me respondes. Te beso y solo colocas tu mejilla… ¿Seré un Quijote? ¿Dónde está la realidad y la ficción en el bosque? ¿Por qué te veo? ¿Me estaré volviendo un viejo cariñoso y enamoradizo? y a ti, Soledad, ¿te gustaría perderte conmigo?
Salgo del bosquecillo y arribo de nuevo a la carretera y me doy cuenta que no has querido escaparte conmigo, estoy de nuevo solo.
Estoy deseando volver a verte...


                                                    Guadarrama, 31 octubre de 2016

viernes, 28 de octubre de 2016

El arroyo de La Peñota. Historia y geografía de España

Tenemos un país maravilloso donde podemos encontrar paisajes fantásticos e historias maravillosas que trascurrieron por cada uno de sus lugares.


Hoy le toca el turno a un pequeño arroyo que lleva el nombre de la montaña que le da sus aguas y  nace a sus pies: arroyo de la Peñota.
Situado entre Los Molinos y su cementerio, al oeste, este pequeño arroyo discurre por una zona de planicie con suave pendiente hacia el Guadarrama que discurre a unos centenares de metros desde donde se han hecho las fotos.


Prácticamente seco durante la mayor parte del año, corre en épocas invernales y en el deshielo, inundado entonces los prados y haciendo que sean ideales para el pasto.


Tiene una longitud aproximada de unos seis o siete kilómetros antes de verter sus aguas en el Guadarrama un poco mas debajo de donde nos encontramos.


El martes pasado estaba aun seco a pesar de las cuantiosas lluvias caídas durante los últimos cinco días. Ya correrá.


Podemos considerar la zona como importante en la red de comunicaciones de todos los tiempos.
Por aquí discurría la vía romana que unía Titulcia con Segovia, un camino importante hacia el norte de la Hispania romana, concretamente hacia León y las tierras de los astur leoneses.


Es interesante lo complejas que eran las vías romanas en España.
Kilómetros y kilómetros empedrados que unían estratégicamente las capitales administrativas y permitían un comercio rápido y a la vez la posibilidad de desplazar legiones enteras rápidamente de un lugar a otro de la península.


Fijaros en el plano adjunto que os he colocado, que he sacado de la red. Cubrían prácticamente la península.
Otro día hablaremos extensamente de estas carreteras romanas y de cómo se construían.


También fue zona de paso para las rafias árabes cuando marchaban hacia los reinos cristianos, si bien estos preferían el paso de lo que conocemos hoy como del Arcipreste de Hita muy cerca del alto del León.
La República construyo una carretera que aprovechando en parte la calzada romana discurría por el valle de La Fuenfría y serpenteando pasaba bajo las laderas de Siete Picos para acabar de subir en el puerto de la Fuenfría y descender ya hacia Segovia.


Como todas las tierras altas de las estribaciones del Sistema Central, sus suelos son relativamente pobres debido al afloramiento de masas graníticas muy cerca de la superficie o en esta, pero producen buenos pastos.


Es una zona de encuentro entre la dos mesetas y sus pasos y por lo tanto estratégica.


Durante la Guerra Civil Española toda la zona fue centro permanente de combates,  pues los nacionales estaban en el Alto del León y los republicanos en las zonas de la Peñota y Fuenfría amenazaban Segovia, llegando a crear una gran incursión hacia esta por La Granja.


Pero volviendo a nuestro tiempo, estas praderas y sus caminos  son  un lugar ideal para pasear sobre todo fuera de verano. Incluso en invierno, en días sin aire y soleados; el paisaje en la que están enmarcadas es impresionantemente bello y sereno. Se pueden hacer excursiones a caballo en bicicleta o simplemente andando. Eso si, ir provistos de agua pues las fuentes son escasas.


Otro tema interesante de la zona es su fauna. Grandes aves como las águilas o los buitres son visibles muy a menudo y un sinfín de aves mas, como las cigüeñas que en las épocas de prados húmedos se ven por todas partes.
Corzos y zorros pueden llegar a verse y como no ganaderías bravas y de carne.


En el mundo de los insectos un montón de ellos, pero son cosas para hablar en otra ocasión.
Desde  estas planicies se divisa todo el arco que produce la Sierra del Guadarrama desde Abantos hasta la Maliciosa.


Animaros y pasearos un poco por ahí, naturaleza a tope.
Nada mas por hoy. Sed felices

Antonio 

lunes, 24 de octubre de 2016

¡Que bien te pusieron el nombre! Soledad.

¿Por qué los días de lluvia invitan a los recuerdos ingratos y a ratos sombríos?
Los malos ratos dejan huellas en el cuerpo y en alma que se quedan ahí, como registro inmortal hasta el fin de tus días. Dejan estos tic nerviosos, sensaciones extrañas que antes no sentías y sueños que te despiertan en mitad de la noche, sudando, asustado para luego volver a caer en un sueño intranquilo.



Nos complicamos a veces la existencia valorando demasiado lo que consideramos deberes u obligaciones a llevar en secreto, sin compartirlas, sufriendo por lo que no se debe sufrir, y soportando sobre el peso de tus hombros las ausencias de otros.
Y encima la soledad de no tenerte, Soledad, sin poder comunicar contigo, sin poder contarte penas y alegrías. Me encantaría poder abrazarte y sentir el calor de tu cuerpo para que el mío reaccionase y mi corazón frÍo volviese a funcionar.


Llorar sobre tus hombros para consolar el tiempo perdido de un alma que poco a poco va siendo vencida por el tiempo. Las ilusiones de la juventud van perdiéndose al encontrarte con muros infranqueables que el tiempo no te ha enseñado a escalar o que tú, no has querido aprender a hacerlo.
Si por lo menos sintiera tu caricia, Soledad, el roce de tu mejilla en la mía y el cruce de una mirada, por lo menos podría ver la luz de una forma más clara, más diáfana, sin sombras malignas que la enturbiaran. Y es que el alma como la luz, si se apaga, se muere.
Transcurren los ratos ociosos, con miedo a sacar a relucir intimidades interiores que a nadie le importan. Las teclas del ordenador me parecen adoquines de un pavimento inerte y en cambio sé que es una especie de autopista para expresar mis sentimientos. Pero hoy no son alegres.


El día lluvioso y cerrado da tonos grises al ambiente, un ambiente que desde la ventana se ve quieto, parado, como si la gente tuviese miedo a pasear bajo esas gotas finas que manda el cielo. Gotas que van cubriendo poco a poco todo y convirtiendo la calle en un pequeño rÍo que se lleva con el mis pobres formas de trasmitir mis sentimientos.
¡Ay! Soledad que bien te pusieron el nombre. Allí sentada en un rincón sin dejar que nada ni nadie rompa la monotonía de los días, dejando escapar la vida en silencio constante, dejando pasar un beso, una caricia, que ya no volverán. ¡Qué bien te pusieron el nombre, Soledad!
Y la música de Smetana, mi Patria, suena en este momento acompañando al día. El arroyo corre delante de mí entre los bordillos de la calle. Pero a diferencia del Moldava, este río va sucio, impregnado de grasas, aceites y restos de neumáticos. Aquí no vuelan las garzas, ni siquiera las efímeras se atreven a aparecer.


Está triste el día y yo me reflejo en él. Silencio solo roto por la música del río que va poco a poco llegando a la llanura. Mis sentimientos vuelan de un estado desesperado, Soledad, a momentos de dulzura viendo caer las gotas en el cristal al compás de una deliciosa composición. Pero solo, Soledad, como tú en tu en tu aislamiento. ¡Qué bien te pusieron el nombre!


Me estoy imponiendo escribir. El teclado sigue duro y mis dedos rígidos. Pero por lo menos el tiempo va pasando y con él las pesadillas y preocupaciones del diario quehacer. Mi soledad es culpa exclusivamente mía, Soledad, pero podrías venir a sentarte a mi lado y animarme. Claro que entonces tu nombre sería otro, Alegría, y no sé si estas dispuesta a cambiarlo. Incluso no sé si cambiarte el nombre serviría de algo.
Quizá debería de pensar, Soledad, en esos maravillosos días que se visten de gala al atardecer regalándonos esas maravillosas puestas de sol que incitan a la alegría. Quizás, Soledad, debería volcarme en aquellos recuerdos y no en estas pesadillas que, en este día lluvioso y gris, me acompañan más.


Me gustaría pedirte que me acurrucases entre tus brazos; me encantaría entrelazar nuestras manos, Soledad, y charlar animadamente contándonos nuestras penas y poniéndoles unas burbujas para convertirlas en risas. Como cambian los pensamientos recordando una puesta de sol… Pero hoy el día sigue gris. Esperemos que mañana luzca el sol.

Sí, quiero que mañana salga el sol y pueda ver su puesta maravillosa y que mi alma, Soledad, vuelva a su ser. Si quiero el sol y sentirte, Soledad, notarte junto a mí en el ocaso. Realmente quiero belleza a mí alrededor y en ella estás tú…….




Si, definitivamente quiero pensar en esa puesta de sol.

                                                         Villanueva del Pardillo, 24 octubre 2016

lunes, 17 de octubre de 2016

Santa María de Melque en la mirada de un albañil.

Como todos, o casi todos, los que me seguís sabéis que mi profesión es la de Arquitecto Técnico, aunque a mí me gustaba más el nombre de Aparejador, y por desgracia ni historiador, ni arqueólogo. Por lo tanto coger con pinzas lo que aquí pueda dudar o suponer, y pensad que es solo un montón de pensamientos en torno a una maravilla que se llama Santa María de Melque.


Dicho esto, que viene al caso, quiero indicaros que mi profesión estudia aparejos de piedra, barro y cualquier otro material que se tercie y que la labor diaria que realizamos, o realizaba, en las obras todos los días en bien de una buena ejecución, nos lleva a fijarnos en muchos detalles constructivos que a muchísima gente les pasa inadvertidos.
Ello, trasladado a los edificios con siglos sobre sus espaldas como es el caso de Santa María de Melque (1300 años de antigüedad), me obliga a hacer ciertos análisis de su construcción, en el exterior, que o bien me parecen fantásticos o por el contrario increíblemente desconcertantes.
Santa María de Melque, siempre desde el punto de vista de un currante del ladrillo, es uno de los edificios que tomando las consideraciones anteriores más me ha desconcertado, tanto por sus genialidades como por sus defectos. Considérese la palabra “defecto o defectos” desde la perspectiva  de la construcción y medios actuales.




Según entré en el recinto me llamó poderosamente la atención la portada de la iglesia con aquel arco de herradura, que a mi no me lo parece, mal ejecutado, su intradós cegado por una cantería bastarda y sus pilastras sin formar un conjunto único y solido. La belleza la tiene, pero para mi gusto hay algo en el arco y sus apeos que lo desmerecen.
Pero dejemos eso para mas adelante y echemos un vistazo generala los muros exteriores y sus componentes y hagámonos una serie de preguntas, ya que al observar los sistemas constructivos me aparecen las dudas. Tengo la sensación como si el exterior del edificio no fuese importante para el constructor, como si fuese la piel que recubre al esqueleto, al corazón, que no es otra cosa que el interior del templo.


Hay a mi modesto entender una mayor perfección constructiva en el interior

Y esta aseveración me viene después de haber estado visitando el interior donde todo parece guardar un mejor orden constructivo.
¿Por qué la talla de los bloques de granito no guarda una constante? ¿Por qué la falta de linealidad y horizontalidad? ¿Por qué la imperfección en los acabados de los arcos de ventanas y accesos? Esta visión general de la construcción exterior de Santa María de Melque me lleva a las siguientes preguntas y dudas:
a)    ¿Estaba planificada la iglesia?
b)   ¿Se había despiezado y elegido el tipo de piedra de acuerdo a una medida?
c)    ¿La cantera elegida tenía la suficiente calidad para trabajar la piedra?
d)   ¿Los canteros eran especialistas o aprendices?
e)    Una pregunta que me surge en la observación  todo el conjunto es: ¿este edificio estuvo recubierto por algún mortero en el exterior?
Está claro que a la primera pregunta hay que decir que sí. La iglesia estaba perfectamente organizada como un templo de cruz latina, muy próximo a la cruz griega u oriental.
Con la segunda cuestión me surge la duda. Normalmente el maestro de la obra organizaba el despiece en función de las longitudes de cada muro. De hecho también se sacaban plantillas a escala o incluso en verdadera dimensión, teniéndose en cuenta las distintas dimensione y apoyos que debían tener los bloques unos sobre otros.
Es curioso que en la ejecución de las hiladas en los  paños, hablando siempre del exterior, en vez de mantener la horizontalidad y ajustar las hiladas, parece como si el constructor quisiera buscar la terminación de alguna de ellas y llevar las hiladas a morir en las dovelas de los arcos, mientras que en otras le da igual.
La tercera duda me surge es las diferentes escuadrías y medidas en la talla de los bloques. Es un tema que dejo a los especialistas, pero que planteo como duda, ya que podría darse el caso de estar aprovechando despieces de construcciones anteriores.
Respecto a los que trabajaban en la construcción de la iglesia da la sensación, por lo menos en el exterior, que la obra les quedaba grande. Es incongruente tal cantidad de pérdidas de nivel en las hiladas y de enjarjes entre muros. ¿En qué pensaba el maestro? ¿Quizá no había dinero y el exterior se realizo por personal menos especializado que el del interior usando a este como encofrado?


Fuese quien fuese el constructor del exterior de la iglesia, está claro que no era demasiado riguroso a la hora de aplicar medidas y alineaciones, y aun así consiguió una maravillosa realización constructiva. Si os fijáis en el interior las alineaciones de hiladas son muchísimo mas acordes.
Si os habéis puesto atención a las fotos del interior, comprobareis que tanto la escuadría de la piedra como su colocación, incluso formación interior de ventanas y arcos es mucho mas limpia y ordenada que en el exterior.(Podéis ver la entrada anterior sobre este templo)
Pero si os parece volvamos al principio: la entrada a la iglesia.
Un arco de herradura, dando entrada a un templo maravilloso, no está rematado en condiciones ni por su radio interior ni por el exterior. Y choca por ser el acceso principal a la iglesia.


Por otro lado, en aquellos tiempos era normal el empleo de cimbras para la realización de arcos, aunque estos fueran pequeños. Los utilizaban los romanos para sus construcciones y los que ejecutaron Santa María seguramente eran  constructores hispano romanos herederos de ese arte constructivo. 
Normalmente el maestro de obra sacaba sobre el suelo una reproducción del arco a ejecutar, normalmente supongo que sobre una plataforma encima de la tierra alisada, realizada con un mortero de cal o de yeso,  y sobre ella se dibujaban una a una cada una de las piedras que había que labrar. Y se hacía para que cada piedra mantuviera su grosor y las líneas internas y externas del arco. Por la ejecución eso parece que fue así en el interior de la iglesia, pero...
¿Por qué no se hizo así en los arcos exteriores de ventanas y acceso?
En San Pedro de la Nave, aunque es unos doscientos años posterior, quizás trescientos, en la nave transepto al sur hay una salida al exterior con una ejecución maravillosa del arco, manteniendo hiladas y escudrías, como podéis ver en la foto siguiente.

Formación de arco en nave crucero sur de San Pedro de la Nave

Y por otro lado choca que el arco no apoye sobre las pilastras y se quede tan retranqueado. 
Se ve que en épocas mas tardías se realizo un burdo cargadero, al que se le quito cargas mediante la ejecución de un arco interior para soportar el cerramiento que se realizo en el interior del arco original, quizás cuando la iglesia pasó a ser un establo para el ganado.
Por último, esta fachada se desvirtúa con las  adarajas y mechinales que aparecen para enjarjar los muros del porche que se construyó con posterioridad y hoy desaparecido. 
Este es un punto que se debería tener en cuenta y darle otro tono de acabado, si bien es cierto que el monumento describe así sus etapas históricas y de uso.
Un poco más adelante, en la fachada oeste de la nave transepto hacia el sur, observamos dos ventanas o huecos.
La mas a la izquierda de la foto esta ejecutada con un arco de una sola pieza en la cabeza y parece un pequeño mechinal en el muro donde guardar alguna estatuilla o reliquia. El arco es completamente redondo y la ejecución parece posterior al edificio, como si fuese un injerto románico, pero esto no puedo ni afirmarlo ni confirmarlo.


La ventana visigoda vuelve a mostrar mas defectos aun que los del arco de acceso a la iglesia. ¿Por qué?
Observemos esta ventana y traslademos lo que en ella vemos al resto de las existentes en la iglesia a excepción de una de ellas mejor ejecutada, la de la fachada norte que da al posible osario o cementerio.
En este caso concreto el arco interior está perfectamente rematado, mientras que el exterior, forma una poligonal y no un arco de herradura. Estamos ante un maestro de obras ¿novato o ante unos constructores que realizan su primera obra? O mas bien ¿ se considera el exterior de la iglesia como un mal necesario?
En la misma fachada fijémonos en las hiladas que forman el muro. Cuando las piezas no son del mismo tamaño hay que recurrir a piedras más pequeñas y a morteros para igualar las hiladas, pero no es este el caso. Aquí parecen adaptar la hilada siguiente a los defectos de la anterior.
Hoy en día, y en aquella época también, cuando se va a realizar una fábrica, del tipo que sea, primero se pasa un nivel y a continuación se coge una regla en la que se marcan las hiladas en función del tamaño del material y de la altura a salvar, se fijan las alturas de las hilada y se tiendes los tendeles para seguir una alineación. Eso se hacía también en aquella época, pero para ello los bloques debían tener la misma altura.
Parece, mirar las líneas blancas que he superpuesto en la foto, que se distribuían los bloques sin prestar demasiada atención a este extremo y que de alguna forma producía ciertas incongruencias en los encuentros de muros al no casar las hiladas de uno con las del otro, por lo menos en las hojas exteriores.
Tengo incrustada en la cabeza la idea de que el exterior del templo no importase, y fuese solo el recubrimiento, la piel, de una maravillosa obra interior.

En la fachada sur de la nave crucero volvemos a observar la disparidad en las hiladas, si bien en este caso cada hilada se adapta a la llaga que forman las seudocolumnas que existen a ambos lados del muro.




Y de esas seudocolumnas quiero hablar.
Están formadas por piezas hacia el exterior redondeadas con brazos para trabar con el muro. Dan la sensación de bielas de un motor. ¿Por qué utilizaron aquí este sistema? 
Con la ayuda de mi hijo Antonio, arquitecto, que me ha dibujado las piezas, hemos realizado unas pequeñas perspectivas de como podían ser estas, con pequeñas diferencias con las reales, para facilitar su dibujo y comprensión.




                                   
Pieza básica en ambos sentidos de colocación

Es así de sencillo la formación de la falsa columna, sin tener en cuenta las trabas con las hojas interiores que se pueden realizar de muchas maneras sin apartarse demasiado del tema.



Dos piezas formando una columna adosada a la fachada y trabada. Los brazos pueden ser mas cortos o mas largos y disponer de ellos a ambos lados de la pieza.


Y así, hilada a hilada se realizaba posiblemente la columna

Es curioso que aun teniendo una mala elaboración en la ejecución de los bloques realizasen estas piezas y olvidasen el habitual encuentro entre muros, mucho más sencillo, y recurriesen a este sistema.
Se puede apreciar el maravilloso invento de las pilastras curvas en el exterior, que le dan al edificio una singularidad increíble. Me recuerdan las posteriores columnas adosadas en algunos ábsides románicos para actuar como refuerzos o decoración.
Pero hay que fijarse también en otro detalle de esta especie de bielas y es que cada una tiene un grosor y cada una inclinación distinta, dando la sensación que unas pueden escupir a otras.
Es genial esa hendidura  vertical que da la sensación que la pilastra es independiente no siendo así realmente, y que seguramente está hecha a posteriori, pues choca la verticalidad y la alineación de la misma.




Era quizás un anticipo a la colocación de columnas. En el interior de la iglesia se recurre a la misma solución, lógica buscando de alguna forma darle importancia a todo el conjunto de arco y basamento. Posteriormente, como se observa en San Pedro de la Nave, será la columna la encargada de recibir las cargas del arco.

Interior de San Pedro de la Nave.

Otro detalle curioso en esta fachada es la diferencia de tamaño de las dos impostas situadas en la ventana con la misma moldura que en el interior. Estas fajas son la única decoración en piedra en todo el recinto. Esto me aporta una duda, pues observando dichas molduras, da la sensación que están recibidas con mortero y no a hueso como el resto de la mampostería. ¿Será de la restauración?
Fijémonos en la formación del hueco de la ventana. Todas ellas tienen doble derrame hacia el interior y están formadas por arcos de herradura y casi todas presentan los mismos defectos constructivos externamente.
La reja colocada en ella nos puede servir de elemento de comparación.


Primeramente se observa que las dos mochetas de la ventana no están perfectamente aplomadas ya desde las molduras hacia abajo.
El arco no está bien formado ni en el intradós ni en el extradós y sus dovelas están mal ajustadas y formadas. Realmente el arco se forma aquí por dos piezas tipo bloque a cada lado con la curva trazada en ellas. Las dos terceras tienen cierta semejanza, pero hasta ahí llega el buen hacer. Las piezas 4 y 5 ni guardan tamaño ni buena colocación. 
A veces tengo la sensación de que en vez de utilizar cimbras con la forma exacta del arco, utilizaban algún encofrado hecho por trozos.
Para rematar la fachada sur, esta otra foto en la que se aprecia la mas occidental de la nave principal.


A parte de observarse en ella parecidos defectos se aprecia, línea oblicua, resultante de la colocacion de bloque de poca longitud, unos encima de otros, que dan la sensación de formar esa diagonal.
Pasemos a la fachada este de la nave transepto en su lado más sur.
Allí se observan dos manos completamente distintas a las que han realizado el resto de fábricas, quizás porque como aseguran los arqueólogos, los dos compartimentos a cada lado de la nave se realizaron a posteriori.



Si nos fijamos en los planos que coloque en mi anterior entrada podemos observar que el retalle sobre el muro no aparece y no tendía además lógica a no ser que para no tocar los muros existentes para el apoyo de bóvedas decidiesen realizar otro.


Si observamos el aparejo de la fachada del arco, las hiladas mantienen una horizontalidad bastante aceptable que choca con el resto de la edificación.
El intradós del arco está perfectamente realizado, formando una perfecta curvatura, así como la curva exterior que es aceptada por el ojo sin muchos miramientos y que está perfectamente trabado al muro justo  donde el arco, de haberse terminado, hubiera podido  pasar por un arco románico.



Cierto es que no hay simetría en las dovelas, rota por esa especie de clave que parece querer distinguirse del resto. Los seudocapiteles están bien marcados y las pilastras bien aplomadas y confeccionadas.
Y pasemos por fin a analizar las ventanas de la iglesia, empezando por la principal que es la absidal.
No he querido dibujar en ella pero hay que tener en cuenta ciertas consideraciones:
En esta ventana existe una asimetría total, tanto en la formación del arco, como en las peanas, como en las pilastras que lo forman, así como en las dos impostas que lo adornan. ¿Había mucha prisa en ejecutar esta obra? Estamos hablando que en el interior de esa ventana está el lugar más sagrado del templo, el presbiterio, el lugar donde el sacerdote oficiará la misa.



Si partimos de la dovela “clave” veremos 4 piezas a la izquierda según se mira y 5 a la derecha, formando un intradós mas o menos aceptable y un extradós que no mantiene su criterio, como ya hemos visto en otras ventanas. Los tamaños de las dovelas son increíblemente dispares en cuanto a medidas y formas.
Otra de las ventanas del templo es la norte y en ella se pueden observar los mismos defectos que en las otras, si bien quizás en este caso menos acentuados.


He marcado en rojo algunas de las piezas que se ven a tizón en este muro para utilizarlas de traba con las otras hojas del muro. Podéis buscarlas en todas las fotos, se ven bastante bien.
La ventana norte que da sobre el posible cementerio es, desde mi punto de vista, la mejor ejecutada de todas ya que dovelas y apoyos presentan todos una construcción bastante buena.


Y hasta aquí mis observaciones, mis dudas y alguna aseveración.
Lo que sí es cierto, es que todas esas “deficiencias” que han observado mis ojos por deformación profesional, hacen quizá que el conjunto sea aun más bello, más intrigante y misterioso.
Y sigo creyendo que aunque el edificio se construyo en época visigoda los constructores deberían ser hispano romanos y me extraña la no uniformidad en los sillares, claro que en San Pedro de la Nave también sucede, aunque no así en otros monumentos visigodos.
Con todo, sigo enamorado de esta iglesia que me gustaría conocer con alguien especializado en el tema, oír sobre el terreno sus explicaciones, comentar dudas y disfrutar hablando de ello.
Nada mas por hoy. Este ha sido un tema árido y quizás muy difícil de tratar y de comprender, pero tengo la mala costumbre de escribir lo que siento y creo, y lo escrito, escrito está
Sed felices.

Antonio