jueves, 26 de octubre de 2017

Flores con poesía CCCIV: Fe.

Nace nuestro poeta en Humanes, provincia de Guadalajara, en el año mil novecientos trece.
Miguel Alonso Calvo etudiara en Guadalajara el bachillerato y posteriormente en la Universidad madrileña  la carrera de Derecho.
Desde  muy pronto trabajará como corrector en la editorial Espasa y Calpe como corrector literario, cosa que realizaría a lo largo de toda su vida laboral.


Camelia japonica

En el mundo literario se le conocía con el nombre de Manuel de Garciasol, apodo que tomo después de la guerra por temor a las represionesfrnquista, y que si bien no haba combatido si ayudo, como muchos otros escritores de la época, a la Republica en contra del Alzamiento rebelde.
Manuel de Garciasol es un ensayista, biógrafo, novelista y poeta modernista perteneciente a  la generación del 36.
Seguidor de Unamuno en muchas de sus ideas, Garciasol, es poeta con una fuerza , de gran humanidad, religioso, y con un sentido enorme de humanidad.
La guerra dejó una profunda huella en el creando un hombre decepcionado, pero a la vez noble.
Amigo desde la infancia de varios escritores de la época, destaca entre todos ellos Buero Vallejo.
Premio Adonais de poesía en mil novecientos cuarenta y nueve.
Entre sus biografias destacar la dedicada a Cervantes ha sido un ejemplo de trabajo ara generaciones posteriores.


Rosa Camelia

Nos dejo Manuel Alonso Cano, Manuel de Garciasol,  en Madrid en el año mil novecientos noventa y cuatro.
Os dejo un poema que a mí me ha gustado, un soneto modernista y clásico. Espero que os guste a vosotros también.

FE

<<Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo>> (Don Quijote)

Me has de matar para lograr que ceda,
y ni entonces podrás decir que dudo.
Si tu fuerza mi cuerpo vencer pudo,
nunca llego a mi fe, ni habrá quien pueda.

Kniphofia Amnsterdam

Derribado, no esperes que conceda
un si para tu gloria. Muerto y mudo,
por mi hablaran mis echos mas agudo
lenguaje que en palabra humana queda.

Lilium regale

Aprieta mas la lanza, caballero:
no puedo confesar a mi señora
segundona de nadie en hermosura.

Paeonias

A tu merced y en tierra vine;pero
tengo intacto el esfuerzo, y la ventura
no podría añadir luz a mi aurora.
--o0o--


Rosa Boticelli

Sed felices, lo demás no importa; la vida es muy breve.

Antonio.

domingo, 22 de octubre de 2017

La soledad y el amor. (Las dalias para despistar)

Recordando un paseo.-

Leyendo autores españoles posmodernistas, poetas, de la época de los ismos, he encontrado un poema de tres versos que vienen a reflejar mis padecer y preocupaciones por la soledad ante la sociedad y ante ti, Soledad
Es de Rafael Montesinos y dice así:


SOLEDAD
Soledad del ir viviendo
mi soledad con los otros
es la soledad que tengo.

Dalia Barbarossa

Nada es mas difícil que vivir toda una vida haciendo ver sin sentir y sintiendo sin poder hacer ver.
Me refugio muchas veces en las profundidades de mis pensamientos, intentando encontrar soluciones lo menos dañinas posibles y siempre choco con las mismas fronteras de nostalgia y amores no posibles, como el tuyo, Soledad.

Dalia Café con leche

Y por mas que quiero borrar de mi mete tu figura, tu imagen, amanezco todas las mañanas contigo en mi pensamiento, me acompañas durante el día y a la hora del sueño te busco a mi lado y no te encuentro.

Dalia Topmix purple 

Soledad terrible en la que los cómplices no existen y los compañeros de viaje son exclusivamente tus propios sentimientos y silencios. Pensamientos perdidos y mezclados con deseos sencillos de tenerte a mi lado; silencios que taladran poco a poco el ánimo porque van desgastando el espíritu y la esperanza. Si, no renuncio a nada, pero veo tan lejano el día de poder hablarte tranquilamente, que se diluye en los espacios infinitos de los relojes tenebrosos y misteriosos del tiempo.

Dalia Lucky number 
Pasear, tenerte a mi lado, aunque sea solo por breves instantes en escasos días a lo largo de un año, es un regalo maravilloso que templa las angustias que se sufren en la soledad diaria, en la incomprensión diaria, en el sacrificio diario realizado por otros y en el cariño, Soledad, que tengo que silenciar.
Y la soledad de sentimientos es la más pérfida de todas, porque entre otras cosas, amar significa sacrificarse muchas veces en no ser amado o por lo menos en no poder recibir amor.

Dalia G.F. Hemerick

Soledad que intento tapar navegando por los mundos que la Naturaleza tiende a mis pies. Las flores son un mundo increíble que me permite divagar contemplándolas y pensar sin tener que exponer la soledad a nadie. Es la respuesta que mi yo ha dado a mi soledad.

Dalias Lavender Perfection 

Volver a pasear a tu lado algún día será un maravilloso regalo y una felicidad absoluta.
Quizá en aquella parada de autobús tenía que haberte pedido que esperases a que pasasen dos mas y no lo hice. Creo que me arrepentiré toda la vida, Soledad.

Soledad del ir viviendo
mi soledad con los otros
es la soledad que tengo.

Dalia Apache

Me han vuelto los versos de Rafael Montesinos. 
En el fondo es tu soledad lo que tengo.
Se feliz, lo demás no importa, Soledad.

Antonio

viernes, 13 de octubre de 2017

EL PASEO.-

Despacio, como si el tiempo no quisieran que pasase, van caminando. Muy despacio. Más despacio aun. Es el suelo el que se mueve, lentamente, muy lentamente.



Ni siquiera se atreven a cogerse de la mano. De vez en cuando se miran a los ojos, se cuentan sus penas, y en el silencio del parque son felices.
Pasan demasiado deprisa los minutos, los instantes. Quisieran frenar el tiempo, no pueden.
Cuantas cosas quisieran decirse el uno al otro y saben que no pueden. Se quedan en la boca frases maravillosas que serian pecado en esos instantes. Un te quiero, o te deseo, que son incapaces de salir de la garganta.
Y seguirá pasando el tiempo, un tiempo increíblemente corto, bajo la sombra de los árboles del parque.


Un pequeño banco de piedra detiene el cansino caminar. Hay consejos, suplicas, pero el deseo se guarda en un rincón del corazón destrozado. ¡Cómo pasa el tiempo!
Las sombras de los altos árboles cada vez se alargan más. Las flores han pasado de un brillante luminoso a un tono uniforme y sereno.
Mirar a los ojos
La tarde pasa inexorablemente y comienza a apagarse el día. Una  lágrima que no quiere salir del ojo lo enrojece. Una mirada que dice todo y no puede decir nada.


El paseo comienza de nuevo. Ambos quieren hacerlo lo más largo posible; detienen  sus andar, lo reducen al mínimo paso posible. ¡Siguen hasta la siguiente parada de autobús! Y a la otra, y luego a otra más. Pero el reloj pasa más rápido que sus deseos y el maldito transporte llega antes de lo esperado. ¿Vas a cogerlo? Si, debo cogerlo…
Un beso fugaz, que ambos quisieran que fuese otro beso y un adiós. Unas miradas que se pierden en una despedida infinita, mientras uno anda a un lado de la marquesina y el otro al otro lado.


Era el paseo de dos corazones que no pueden decirse te quiero…
--o0o--
Sed felices, lo demás no importa.

Antonio 

miércoles, 4 de octubre de 2017

El nido de los herrerillos.-

Era un jueves, como muchos otros del año, que me encontraba acompañando a mi madre en Guadarrama.


La temperatura ya alta pronosticaba una primavera preciosa. Los animales se emparejaban en aquel momento. Es la época de la bonanza y el momento para sacar adelante a una nueva generación.
Estábamos mi madre y yo ese día de abril de 2016 tomando el sol tranquilamente en el jardín.


De repente dos herrerillos, un macho y una hembra, comenzaron a saltar de rama en rama. Incluso el macho llego a acercarse a donde estábamos colocándose sobre la cuerda vieja de tender.


Difícilmente podía fotografiarlos. No paraban de saltar.
El macho tiene el penacho mucho más azul y su franja negra alrededor del cuello es más ancha.
Comenzaron a recorrer los arboles hasta que llegaron a uno de los grandes chopos del lindero, junto a un nutrido grupo de castaños.


Y para mi sorpresa comenzaron a examinar un hueco que había en el tronco.
Primero se acerco el macho. Miró en su interior.
Voló de nuevo junto a la hembra y esta se acerco al hueco.


Lo observó.
Miró en su interior.


Y entró en lo que sería su nuevo hogar y allí se tumbó y miró hacia el exterior. 



Habían encontrado un lugar donde anidar.


El macho se fue a un castaño contiguo y se esponjo, feliz de su cometido.
De allí saldría una nueva familia de herrerillos.
Vi salir en los días siguientes alguna vez a la hembra y al macho merodear por los alrededores.


Decidí no acercarme al chopo hasta que pasasen unos días para no molestarlos.
Cuando volví, pasados bastantes días, ni rastro de los herrerillos.
Se habían ido. Quizás el año que viene volveré a ver alguno ocupando el mismo nido.
Sed felices

Antonio  

martes, 3 de octubre de 2017

Otra puesta de sol y otras flores, Soledad.

Otro instante de belleza sin compartir. Silencio ante el ocaso que comienza poco a poco a dibujarse en el horizonte.


Que distinta la luz de última hora de la tarde de aquella otra impetuosa que ilumina las flores y los insectos de mi mundo, Soledad, un mundo de belleza que me encantaría compartir contigo y no puedo.


Puedo fotografiar flores, insectos y puestas de sol, pero si no te puedo fotografiar a ti, qué importancia tiene el resto.
Mira que maravilla de flores fotografié pata ti el otro día.


No, no me preguntes como se llaman; ¡que mas da!
Hay belleza en ellas como la hay en ti.
La tarde va avanzando más deprisa de lo que yo quisiera, como avanza la vida rauda hacia su destino final.


El sol se ha colado detrás del montículo lleno de encinas, como lo hace cada día, buscando su descanso, como yo te busco a ti. El encuentra su sitio, yo no.
El cielo va tiñéndose de un fuego; de un fuego casi, casi apagado, todo lo contrario al mio.


Por detrás, ruidosos como siempre, pasan siete u ocho gorriones que van en busca de su techo. ¡Como me gustaría tener un techo contigo, Soledad!


Pasan y pasan los días, como pasan las puestas de sol y sigues sin aparecer.
Sigo esperando. Nunca he perdido la esperanza de que contemples una puesta de sol junto a mí.


Se feliz, Soledad; para mi eso si es importante.
Antonio