miércoles, 29 de noviembre de 2017

Flores con poesía CCCVI.- Los infantes de Lara.

Estamos en la época de los grandes romances históricos, el Cuatrocientos. El Cid, Los infantes de Lara, El rey don Rodrigo, etc. son algunos de ellos; no están escritos en ese momento, pero empujados por las nuevas corrientes que van desvelando el Renacimiento, se recopilan en pliegos y que serán definitivamente impresos en el S.XVI.
Todos ellos provienen de antiguas gestas, muchos de siglos atrás, que los juglares narraban por castillos y plazas de las distintas regiones de la España incipiente del momento.


A excepción de algunos, normalmente están incompletos, les faltas estrofas e incluso capítulos enteros. Pero son una nueva forma de narrar, apegada a lo antiguo pero con un pie ya en lo futuro.
Los romances, históricos castellanos o de otro estilo, son sin lugar a dudas, como indica Menéndez Pidal, son uno de los pilares básicos de la literatura española, porque como ya hemos indicado abren el camino hacia el Renacimiento.
Hoy nos toca leer unas estrofas de romance de Los Infantes de Lara, justo cuando la venganza está a punto de caer sobre don Rodrigo de Lara por medio del hermanastro de estos, Mudarra.
He respetado el castellano de la época.
Espero que os guste.

LOS INFANTES DE LARA
(Venganza de Mudarra)

A cazar va don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara:
con la gran siesta que hace
arrimándose ha  a una haya,
maldiciendo a Mudarrillo,
hijo de la renegada,
que si a las manos le hubiese,
que le sacaría el alma.
El señor estando en esto,
Mudarrillo que asomaba:


“Dios te salve caballero,
debajo de la verde haya.”

“Así haga a ti escudero,
buena sea tu llegada.”

“Disgasme tu, el caballero,
¿Cómo era la tu gracia?”


“A mí me dicen don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara,
cuñado de Gonzalo Gustos
y hermano de doña Sancha;
por sobrinos me los hube
los siete infantes de Salas.
Espero aquí a Mudarrillo,
hijo de la renegada;
si delante lo tuviese,
yo le sacaría el alma.”


“Si a ti dicen don Rodrigo,
y aun don Rodrigo de Lara,
a mi Mudarra González,
hijo de la renegada,
de Gonzalo Gustos hijo,
y alnado de doña Sancha;
por hermanos me los hube
los siente infantes de Salas;
tu los vendistes, traidor,
en el vall de Arabiana;
mas si Dios a mi me ayuda,
aquí dejaras el alma.”


“Espéresme, don Gonzalo,
iré a tomar las mis armas”


“El espero que tú diste
a los infantes de Lara;
aquí morirás, traidor,
nemigo de doña Sancha”
--o0o--


Sed felices, lo demás es secundario.

Antonio

domingo, 26 de noviembre de 2017

Recuerdos de niñez. Las hojas del espino y yo

Ya es tarde. El sol ilumina de vez en cuando las cimas de la Maliciosa pero en la zona de las Hermanitas de los Pobres, en Los Molinos, ya no llega.


Las cimas del Alto del León, Gibraltar y el paso del Arcipreste de Hita ocultan ya un sol dispuesto a esperar al siguiente día para calentar las frías y altas tierras de esta zona.
Un banco de nubes pegadas a las cumbres enturbian más aun el día. El frío se está empezando a hacerse notar y va calando poco a poco en el interior del cuerpo. Me abrocho el anorak y emprendo un paseo, solo, que no durará mas de media hora.


No me importa el tiempo. No me importa el frío. Me importa el silencio, la serenidad de la zona y su belleza y la facilidad de encontrarme a mí mismo; de centrarme en mi e intentar olvidar la falsa frialdad que he mantenido estos quince días de atrás. Mi problema es que soy cálido, no frío
Un espino en mitad del prado, con sus colores de otoño, con sus flores de otoño, me llama; me obliga a ir hacia él; parece decirme que quiere escucharme; entablo junto a él como testigo una conversación conmigo mismo.


Me llegan recuerdos de mi niñez que había olvidado casi por completo. Tomo nota para recordarlos luego en casa y  de toda una vida cuajada de penas y alegrías, de metas alcanzadas y otras por alcanzar aun. 
Recuerdos de personas queridas y de otras amadas. Amigos que lo son y amigos que dejaron de serlo porque no lo eran. (Que tristeza produce el ver que el amigo solo lo era por interés) Años cargados de pesares y angustias que pueden y deben resolverse en tiempos relativamente cercanos.


¡Cuan cortos se hacen ahora junto al espino los años pasados!
Los pinchos del espino me recuerdan aquellos pinchazos que me dio la vida y que es bueno aflorar. 
Una muerte que rondo mi cuerpo  cuando apenas tenía ocho años y a la que en aquel momento vencí momentáneamente; una victoria grande que fue solo el comienzo de una batalla que desde entonces vive una tregua débil y que tarde o temprano se romperá con la derrota decantada hacia mí. Pero asumida, aunque no deseada.


Recuerdo aquel primer día con nueve años en un mes de septiembre, cuando aún no habían comenzado las clases, acostado en una cama en un dormitorio con otras cien camas completamente vacías y sin saber la razón cierta de porque estaba allí. Recuerdo mi llanto. Recuerdo al hermano marista, grande, gigante, le llamaban mamut, que intentaba consolarme, cogiendo una silla y sentándose junto a mi hasta que me quede dormido. Aquella primera noche no la olvidaré nunca.


Y así estuve diez días viviendo en un colegio vacío hasta que mi abuela llego de Tarragona cuando había terminado la recogida de la avellana. Y es de entonces el primer amigo que recuerdo de mi estancia en Gerona: el Dar. Un maravilloso perro mezcla de bóxer y dogo que se hizo mi compañero y que murió antes de tiempo. Compartíamos la merienda y las comidas que no me gustaban cuando se descuidaba la abuela…Me esperaba a la puerta de la casa y sabia de sobras cuando subía por las escaleras.


¡Como vienen los recuerdos buenos y malos alrededor del espino!
En un momento determinado miro su contorno y aprecio la belleza de sus pequeñas hojas.
Forman grupos. Trasmiten serenidad. El frío que llega no les preocupa. Volverán a nacer el año que bien y a teñir de verde la pradera y luego, como ahora, lo harán con colores rojizos.


Me lo quedo mirando. Parece adivinar mi deseo. Una fuerza que no se de donde viene, quiere arrancármelo. ¿Sera el espino?
Mueve el aire sus hojas y me animo a decirle que quiero, si que quiero, con el amor que se puede dar en las puertas de la vejez.


¿A quién? parece que me pregunta.
Le digo que se lo contaré en primavera cuando esté verde de nuevo.
Ahora, pasadas ya unas horas aquí en casa, me arrepiento de haberle dejado con la pregunta en el aire, pero así tendré la oportunidad de hablar con él de nuevo en primavera.
--o0o--


Sed felices, lo demás ni siquiera es importante.

Antonio 

martes, 21 de noviembre de 2017

¡Vacia esta la presa! Filosofía de albañil.


(Tras la conversación con un amigo)

¡Vacía está la presa! Tan vacía que da pena mirar a sus orillas y no reconocerlas.


Las antiguas lindes de las fincas se hacen ahora visibles y el camino que conducía a la ermita se aprecia claramente.
¡Vacía está la presa!
Las luces de un atardecer de otoño obligan a mirar los arboles de ribera que amarillean en el horizonte cercano, mientras que los pinares, imperturbables al paso del tiempo, ponen tintes verdosos y azulados a las montañas de la Sierra del Guadarrama.


¡Vacía esta la presa!

Ando tranquilamente por el antiguo camino de la ermita, que cubren normalmente las aguas, acompañado por el silencio de un aire manso que no levanta ni olas en las aguas retraídas. La soledad es mi compañera de viaje desde hace tanto tiempo que me da miedo encontrarme con el bullicio, como si él de un nuevo examen se tratase. Vacío, estoy vacío. Me he ido vaciando con el paso de los años viviendo en un extraño mundo que las circunstancias han ido creando a mí alrededor.


¡Vacía está la presa!

Me pregunto cuántos días han pasado desde que me di cuenta que algo no iba bien. Muchos, no, muchísimos. Aguantando estoicamente el devenir de los hechos templando sobre mis hombros los nervios de sus consecuencias, tragándome las palabras y creando en mi interior con ellas un vocabulario ajeno a los pensamientos de los demás.


¡Vacía esta la presa, como el alma mía!

A veces incluso pienso que mi actitud mas que de valentía podría ser considerada de estoica. El sufrimiento soportado, la incomunicación con una sociedad que solo habla con los vencedores, el seguir con la cabeza erguida mientras la espada te va lacerando el corazón y no gritar, es puro estoicismo. Pero a diferencia de los ideales del estoicismo, la felicidad se  ha apartado del camino y aquellas previsiones de alcanzar la sabiduría se han quedado en un mero y burdo saber.


 ¡Vacía está la presa!

Amor, sabiduría, belleza, logros… todo se diluye en las aguas del pensamiento, como se ha ido vaciando la presa. Poco a poco, casi sin percatarte, hasta que de repente notas la ansiedad y la necesidad de beber y te das cuenta que tu interior se ha vaciado, se ha ahogado en un agua llena de lodo y de amargura. Tus ideales se han roto por intransigencias de pensamientos a tu alrededor. Porque te das cuenta que el sacrificio de tantos años pende de un hilo y que el resultado incierto solo tiene un final más o menos próximo.


¡Vacía esta la presa!

La luz, cada vez más tendida. Da color al valle y enciende aun mas los amarillos de los arboles de ribera. El sol está cansado y sus rayos ya no calientas como hace un rato. Una ligera bruma muy tenue que ya estaba cuando llegue, me impedía ver al cuervo que graznaba encima mío, la cruz que se levanta en el horizonte y poco a poco se ha colado en mi interior impidiéndome ver mi propia luz.


¡Vacía esta la presa!

Aun así,  sigo empeñado en encontrar la felicidad y la sabiduría, buscando una solución en medio de la niebla, del agua enfangada y de la sociedad perdida.
Si una sociedad que se ha perdido, convirtiéndose en un inmenso robot manejado por un pequeño y microscópico aparato llamado microchip, diluyéndose en los mundos perdidos de la incomunicación. De repente los arboles de ribera me dicen lo que realmente soy. Soy un robot en una sociedad de millones de robots que hemos dejado nuestros ideales y nuestro mundo para sumergirnos en los mundos misteriosos de la electrónica y el dinero como verdaderos esclavos.


¡Vacía está la presa! ¡No! No puedo estar vacío como la presa, no debo estarlo. No quiero ser una maquina sin contenido. Me doy cuenta que mirando a mi alrededor es todo belleza, desde el pequeño mirto que vuela de rama en rama en bandada parlante y alegre, al enorme pinar que me rodea. Hay vida a mí alrededor, y si la aprecio, no puedo estar seco. Ahí te quedas angustia. Ahí te quedas angustia, que yo me pongo de nuevo en marcha, hay demasiada belleza a mi alrededor como para despreciarla. Retomaré el camino del estoicismo y de la vida.


Espero que las lluvias llenen la presa y limpien el fango.
--o0o--



Sed felices, ya veis que lo demás casi no importa.

Antonio 

domingo, 19 de noviembre de 2017

El baño del gorrión.

Era una fría mañana de otoño, aunque el sol comenzaba a calentar.
Crisantemos, margaritas, y un montón mas de plantas multicolores y floridas daban la bienvenida a los visitantes mañaneros del Real Jardín Botánico de Madrid.


Daba gusto estar al sol.


En la perspectiva que se presentaba a los ojos,  se apreciaba la lucha constante de los árboles por mantener sus constantes vitales ante un sueño pesado que comenzaba a apoderase de sus ramas.


Las hojas de amarilleaban dando cobijo a los últimos alientos antes de sueño invernal.
Y paseando por uno de los caminos intermedios con fuentecillas, observe, demasiado lejos para fotografiarlo, a un gorrión que se estaba bañando en una de esos pequeños surtidores de agua.


El gorrión levanto el vuelo y vino a posarse en la rama de un árbol a escasos metros de mí, tan escasos  que, visto a través del teleobjetivo de mi cámara, parecía que iba a cogerlo con la mano.


Le hice tres fotografías y de repente volvió a volar hacia la fuentecilla.
Y se duchó delante de mí, sin importarle mi presencia,  durante un buen rato.
Con su ducha os dejo.









Cuando termino de bañarse y se marchó, con un aleteo vigoroso, me sentí con una paz interior grande. 


Aquel pajarillo había limpiado algo de mi tristeza solitaria. Pero no lavó el amor imposible.
--o0o--

Sed felices, ya sabéis que lo demás será mucho mas fácil así.

Antonio 

lunes, 13 de noviembre de 2017

Mariposas



Argynnis Pandora, Carchadorus alceae, conocida como Piquitos castaña, Colias croceus, Polygonia C álbum, Thyria jacobaeae… Todos estos nombres, hace unos seis años, eran para mi, totalmente desconocidos, pero representaban un mundo maravilloso que se abría ante mis ojos cada primavera extendiéndose a lo largo del verano y parte del otoño.
El mundo fantástico de las mariposas, tan difícil a veces de poder contemplar con tranquilidad, tiene un montón de familias que están representadas en la Península y en concreto en las cercanías de la Sierra Occidental del Guadarrama que es por donde suelo moverme extendiendo el radio de acción hasta Madrid capital.


                 Zygaena trifolii                y                    Adipe  en el Alto del León 

Este es un trabajo fotográfico, trabajo de mucho tiempo y mucha paciencia y un poquito de suerte. Las mariposas, por lo general no son esquivas, pero son inquietas y se dan cuenta enseguida si las estas siguiendo con lo que ya puedes dar por perdida la oportunidad de fotografiarlas, a no ser que su planta nutricional este a tu lado y no haya mas.
Antes de seguir, no puedo olvidar a toda esa maravillosa gente sin la cual no hubiese sido capaz de bautizar a cada una de ellas, menos aun con su nombre científico, a muchos de los cuales conozco personalmente y otros a través de la Red. En especial a los amigos de Los Bichos de San Lorenzo de El Escorial y alrededores, que tanto me han ayudado, me han aguantado y me han animado a perseverar en mi afición. Gracias de verdad.
Muchas horas hay de campo, algunas por el suelo, muchas horas clasificando, borrando y a veces disgustado porque las fotos han quedado mal. No es que sean una maravilla, pero son:

                  Lampides boeticus en flor de alfalfa     y    Lythria cruentaria, tomando el sol en Abantos  

Mis Mariposas.

Vanesa cardui tomando sales del suelo y Adscita sp sobre mata seca

¿Cómo es el terreno en que me muevo y viven mis mariposas? Consta fundamentalmente de dos zonas bien diferenciadas: una la meseta donde se asienta la provincia de Madrid, la otra, las montañas del Guadarrama en sus dos vertientes.
Las montañas de Guadarrama están llenas de pinares, robledales, arboles de ribera en el curso de los rios, son mas húmedas en su cara norte y más secas en la sur. Entre los pinares crecen grupos de zarzas y otras plantas de montaña que atraen a estos insectos con sus colores y olores.
La meseta es distinta. Seca, con humedad solo en aquellos lugares por los que pasa un rio o un arroyo, pero impresionante. 

La meseta castellana, ondulada en la zona de Brunete, y al fondo el Sistema Central.

Tierras de sembrado y barbecho se entremezclan con bosque bajo, donde las encimas son las reinas. Los romeros, jaras, la ginesta, los tomillos etc. son unas cuantas por poner un ejemplo del  montón de plantas que atraen a nuestras amigas.
Antes de seguir mas adelante creo que sería conveniente hablar de las partes en que se compone el cuerpo de una mariposa de forma sencilla.
Como todos los insectos, las mariposas, su cuerpo esta dividido por tres partes fundamentales de donde nacen todas las demás. Estas partes son: la cabeza, el tórax y el abdomen. En la cabeza encontramos los ojos compuestos, las antenas y el aparato bucal. En el tórax se acoplan las alas y las patas y el abdomen quedan los aparatos digestivo, pulmonar y reproductor.

Algunas partes de una mariposa.

Creo que la imagen es lo suficientemente explicativa para que entre por los ojos.


Heliothea discoidaria (Geometridae)


Una Monarca a la izquierda y a la derecha camuflada una Hipparchia hermione 
(Las monarcas son mariposas americanas que se crían para su venta posterior, sobre todo para la celebración de bodas, por eso se ven algunos ejemplares. Este en cuestión en el Real Jardín Botánico de Madrid)

Las mariposas no son todas iguales. Podríamos diferenciarlas en un  primer grupo en diurnas y nocturnas por sus hábitos de vida.

Zerynthia rumina conocida como Arlequín en Guadarrama y Lasiommata megera en río Gudillos 

Las diurnas, las mas fáciles de observar pues vuelan delante nuestro durante el día. Y si te acercas a un lugar donde haya un poco de humedad en el suelo y una zarza en flor puedes ver volar a tu alrededor gran cantidad de distintas mariposas. 

Lycaena phlaeas libando en la flor de un cardo.

A la izquierda una Aglais urticae, Ortiguera, y a la derecha Thyria jacobaeae 

Las diurnas libaran en las flores y si no las molestas podrás acercarte a ellas hasta distancias increíblemente cortas.

Marumba quercus (Sphingidae) en monte Abantos, descansando en una jara.

Las nocturnas son más difíciles. Las pequeñas que se protegen en los herbazales de las praderas, pero si andas por ellos echaran a volar buscando otro lugar donde protegerse. Entonces con mucha paciencia te echas al suelo y rastreando conseguirás acercarte a ella para fotografiarla.

Thymelicus sylvestris (Hesperiidae) libando (fijaros en su espiritrompa) y Aricia cramera

Existen  infinidad de familias. Podría daros una lista interminable, pero para eso están los entomólogos y los libros que ellos publican maravillosamente. Pero si es cierto que todas tienen un rasgo en común y no es otro que para ser mariposa es necesario haber sido antes oruga.

Argynnis Pandora en el puerto de Cotos sobre lavanda.

Glaucopsyche melanops tomando sales del suelo y Pararge aegeria (Mariposa de los muros) en mi jardín. Siempre anda cerca mio.

Se clasifica a las mariposas en función de su sistema bucal, la nerviación de las alas e incluso por como tienen las hembras el orificio genital, pero como comprenderéis eso no es un tema en el que este pobre observador vaya a meterse.

Carchadorus Carchadorus,  alceae, llamada Piquitos castaña y Satyrium esculi (También se le ve su probóscide)

Celastrina argiolus libando sobre una zarza y la nocturna Pyrausta despicata. 

Las alas de las mariposas están formadas por unas escamas que no son mas que pelos modificados, que cubren unas alas membranosas. Casi todas, algunas no tienen, las mariposas tienen unas enormes lenguas que se llaman trompas, espiritrompas o probóscide . Son conductos con los que aspiran los néctares de las plantas, beben agua y absorben  las sales del suelo.

Dos nocturnas: Cnaemidophorus rhododactyla en La Jarosa y  Phlogophora meticulosa.

Esta claro que hay mariposas, como las productoras de la seda, que no se alimentan y por lo tanto tienen su boca atrofiada; en este caso la mariposa una vez que sale del capullo tiene como misión reproducirse, apareándose y colocando infinidad de huevos que a los pocos días se convertirán en unas orugas dispuestas a comerse todas las hojas de morera que se les ponga a su alcance.


Coenonympha pamphilus y Polygonia C album (Fijaros en la C en su ala posterior)

Macho de Colia común, Colias croceus.


Podalirio Iphiclides podalirius, una de las mas grandes y bonitas de nuestras praderas.

Aquí termina mi rollo. Espero que haya sido lo suficientemente ameno como para que no me llevéis a mí a un rollo de verdad y me azotéis.

Maniola jurtina, llamada Loba, y Issoria lathonia 

Sed felices, ya sabéis que lo demás es secundario y muchísimo menos importante.

Antonio