sábado, 14 de abril de 2018

Extremadura: Campos de Valencia de Alcántara


El campo extremeño es un gran desconocido.


El concepto de Extremadura como tierra pobre y dura hay que retomarlo, olvidarlo. Esa denominación proviene de la época de la Reconquista, porque instalarse en esas tierras era duro por las rafias constantes de las tropas morunas. Aquellas historias que colocaban a esta autonomía como un erial sin agua y sin riqueza no son validas en la actualidad.
Extremadura es quizás una de las regiones con más agua gracias al Guadiana y al Tajo que las riegan durante muchísimos kilómetros, creando ambos maravillosos lagos artificiales, los cuales aparte de aportar agua a sus tierras facilitan la vida de infinidad de especies animales.
Hoy estoy recordando unos días geniales pasados en Valencia de Alcántara en mayo de 2017, con gente estupenda y recorriendo sus caminos y campos con mis cámaras al hombro.
Las praderas tenían un color diferente cada una por las distintas floraciones que se daban en ellas y las moles graníticas que emergen de vez en cuando en medio de ellos le dan un misterioso aire que se refuerza con la gran cantidad de dólmenes que hay por la zona.
Desde luego el hombre prehistórico sabia donde asentarse.
Os he traído hoy una serie de fotos de aquellos días; en ellas he colocado paisaje, prehistoria, insectos y flores.
El hombre prehistórico, como ya hemos dicho, estuvo viviendo por estas tierras y son muy numerosos los dólmenes que existen por la zona.
Os he traído dos de ellos.

Dolmen de la Tapada del Anta.

Uno muy bien conservado es una verdadera joya con todos sus componentes: es el dolmen de Tapada del Anta situado en una pequeña elevación  y bastante escondido de la vista de los caminos que por sus alrededores  discurren.

Restos del dolmen Fragoso.

El otro, semi restaurado y sin su cubrición es el dolmen llamado Fragoso, situado en lo alto de una elevación y desde donde se divisa una gran extensión de terreno
Y hay muchos más por la zona y algunos de una riqueza brutal en cuanto a sus condiciones como pueden ser los dólmenes del Mellizo no muy lejos de la zona de Valencia de Alcántara.

Praderas donde se encuentra la Porra del Burro. 

Existe una piedra, que ya he colocado en otra entrada, denominada la Porra del Burro, que parece tener relación con los hombres prehistóricos, pero ese es otro cantar que hay que demostrar.
Entre la Porra del Burro y los dólmenes recorrí varios caminos y pise las hierbas de las praderas. ¡Y que praderas! En un mes de mayo de un año seco, llenas de flores y hierbas. Campos sin cultivar donde crecían todo tipo de plantas silvestres. Plantas que dan vida y la reciben con multitud de insectos y arácnidos que viviendo con ellas comparten los ciclos de la vida.

Cualquiera de los campos no cultivados donde viven los que vienen a continuación

Mariposas de todos los tipos y colores, diurnas y nocturnas, himenópteros grandes y pequeños, mantoideos que esperan como si una rama mas se tratasen de una planta para cazar al infeliz que pase al alcance de sus poderosas patas delanteras.
E infinidad de coleópteros, escarabajos, a veces negros como el carbón y en otras ocasiones vistosos con colores maravillosos.
Os coloco a continuación las fotos de distintos insectos y plantas.

Verbascum sinuatum gordolobo 

Así son los campos extremeños. Hay que conocerlos. 


Nemoptera bipennis, conocidos como los duendes de la pradera, los reyes de las praderas.

Empusa pennata, uno de los grandes depredadores en las matas.

Con su lengua fuera en toda su extensión, esta Lycaena phlaeas, se alimenta en una margarita.

Saltamontes de los matorrales; una ninfa.


Los insectos Palo son casi imposibles de ver como no se muevan



Un escarabajo que parece querer remar en el aire con sus patas. Philloperta horticola 

Existen himenópteros de muchísimas clases distintas. Todos parientes de las abejas como esta pequeña.

Nustera distigma, un bonito coleóptero alimentándose en una flor.

Cambian cada semana de color en función de las plantas que en cada momento les cubren. He viajado por trabajo mucho hacia Badajoz y es impresionante como semana a semana van cambiando de color: azules, verdes blancos, incluso rosas a veces por los campos de frutales.

Tres en raya. Amapolas en medio de herbazal, compitiendo con su altura la polinicización-

Un asilido, un diptero que se alimenta de otros insectos voladores. Es una mosca.

Otro campo sin cultivar, otro cuadro natural.



Las mariposas nocturnas son bellas, Esta se llama Mimas tiliacea y de mañana se encuentran en las paredes blancas de los edificios pues van a ellos atraídos por la luz.

Me gustan esas encinas encerradas entre vallas de piedra que delimitan las distintas parcelas. Años y años de trabajo realizando esas fantásticas mamposterías campestres.

Parcelas separadas por vallados de piedra colocada en seco, sin mortero.

Y la paz que trasmiten esos campos. Silencios  solo rotos por el aire o en canto de alguna ave que va buscando a su pareja, o por una conversación animada con alguien que te acompaña.
Campos de los alrededores de Valencia de Alcántara siempre bellos.
Sed felices, lo demás suele ser mucho menos importante.
Antonio

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