lunes, 14 de mayo de 2018

Una rosa y unas plantas campestres


Hay veces que la vida cambia el curso de las cosas. Un pequeño golpe puede dar al traste con un acontecimiento importante al que debías asistir y a la vez proporcionarte la oportunidad de realizar otras cosas que no tenías previstas. Y eso me paso el viernes pasado y por aquello de que no hay mal que…
Pues me fui a última hora a dar una vuelta por el campo con mí máquina de fotografiar y aprovechando la luz del ocaso hice estas fotos que os coloco a continuación.
Había unos rosales junto a un parque de niños y allí fotografié esta rosa con el último rayo de sol.


Luego llegaron las luces y las sombras del ocaso y en esos instantes mi maquina y yo veíamos lo mismo y ella cumplía mis órdenes que eran mas bien deseos.
Y de las simples hierbas que vemos todos los días pero no nos fijamos en ellas salieron estas fotos. No hace falta una rosaleda o un botánico para disfrutar de las plantas, aunque tampoco está mal visitarlos cuando se pueda (yo lo hago a menudo). Solo hay que mirar, observar y gozar con el mundo que nos rodea. Con muy poco se puede disfrutar mucho.















Sed felices.
Antonio

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